Ciencia
Se tratan de compuestos químicos conocidos como lactonas. Están presentes en productos naturales y en un futuro podrían emplearse en el control de esta plaga que en todo el mundo genera grandes perjuicios sanitarios y económicos
Por: Fernando Fuentes
6 de abril de 2024
Eso de que las cucarachas sobrevivirían
a una catástrofe nuclear es un mito popular. Pero igual parecen insectos
condenados al éxito. Esquivan pisotones, resisten cada vez con más frecuencia
insecticidas. Y si ya resulta repugnante para la mayoría de los humanos verlas
de cerca, ni hablar cuando se entra en contacto con algún ejemplar vivo que
perdió la cabeza la semana anterior. Allí las cosas se vuelven terroríficas.
El espectáculo que brindan -sumado a
la capacidad que tienen para transmitir enfermedades- hace que el mejor sitio para
las cucarachas sea lejos de las alacenas. En Villa Marteli un grupo de
investigación lo sabe y avanza en el estudio de compuestos químicos naturales
con actividad repelente. Se denominan lactonas, están presentes en algunos
alimentos y bien podrían ser alternativas para el manejo integrado de dicha
plaga.
"Las lactonas tienen olores
característicos y agradables. Muchas de ellas se utilizan en las industrias
cosméticas, de fragancias y de alimentos. Entre las ventajas que tiene su
empleo como repelente se destacan su potencial para ser menos tóxicas en
mamíferos que otros compuestos sintéticos, su biodegradabilidad y su bajo
impacto ambiental", asegura a El Editor la investigadora Analia Sforzin,
farmacéutica y licenciada en ciencias químicas.
Sforzin, quien trabaja en el marco
de su tesis doctoral en el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas
(UNIDEF-CITEDEF-CONICET-CIPEIN y Ministerio de Defensa), investiga de manera
específica sustancias capaces de repeler a la denominada cucaracha rubia, o alemana
(Blattella germanica).
Se trata de una plaga doméstica que
se encuentra de norte a sur en Argentina, pero que también ostenta distribución
mundial. Y es por eso que algunos resultados de sus experimentos, publicados
recientemente en la revista Neotropical Entomology, despiertan especial
interés.
Allí se concluye que dos lactonas
-Gamma-nonalactona y Delta-nonalactona- tienen similar grado de repelencia que
el compuesto químico denominado DEET. Este último suele emplearse en el control
de otros insectos y por estos días resulta muy popular y codiciado gracias al
mosquito vector del dengue.
"La línea de investigación
surge a raíz de un proyecto de mis directores de tesis Raúl Alzogaray y
Alejandro Lucia. Y se debe a la necesidad de desarrollar nuevos productos para
esta plaga. Se decidió experimentar con lactonas, luego de la realización de
ensayos preliminares en el que se estudiaron doce repelentes, algunos de origen
natural y otros sintéticos", dice Sforzin.
Experimentos
con cucarachas
Probar estos compuestos en
cucarachas tuvo sus particularidades. A modo de escenario, para que transiten
los insectos, se emplearon discos de papel de filtro de once centímetros de
diámetro. Se dividían en dos mitades y una de ellas estaba impregnada con
concentraciones de las citadas lactonas. Además, se utilizó en los experimentos
DEET como comparador.
Lo que se buscaba aquí era
certificar si las cucarachas rubias, en este caso de 1 a 5 días de vida,
preferían alejarse de la mitad que contenía lactonas. Y si dicho efecto era
similar al observado con el DEET.
Ambas cosas sucedieron y para
comprobarlo se recurrió a filmaciones de diez minutos y también al empleo de un
software. La herramienta informática brindó un mapa de los pasos que realizaron
las cucarachas, permitió calcular la velocidad de desplazamiento de los
insectos y estimó el tiempo de permanencia que tenían en cada una de las
mitades.
Pero antes de todo eso, las
cucarachas tuvieron que nacer y crecer en perfecto estado de salud hasta la
edad requerida. Y en la presente investigación lo hacían en un insectario, bajo
la mirada atenta del técnico de CONICET Fernando Asenjo. Vivían en el interior
de jaulas de acrílico, provistas de agua y pellets para conejo como alimento.
Además, según Sforzin, tenían su "permitido": la levadura comercial.
"Un día habitual de trabajo
implicaba llegar al laboratorio, e inmediatamente dirigirme al insectario para
ver si las cucarachas habían nacido. O si las que habían nacido entre 1 a 5
días antes, ya separadas del recipiente donde sus madres dieron a luz, se
encontraban bien", refiere la investigadora.
Si eso sucedía, se alistaba todo
para el experimento. Pero la buena predisposición de los insectos era un tema
aparte. Comenta Sforzin que "las cucarachas no siempre se comportan como
uno espera. Como todo ser vivo caminante, los insectos en algunas oportunidades
no tienen ganas de caminar, pero por suerte esta situación no era eterna".
Más
investigación para una aplicación
Las nonalactonas no matan al
insecto, solo lo repelen y lo relocalizan. Y tendrían utilidad en un futuro
para excluir a las cucarachas de lugares sensibles, como depósitos de
alimentos, o las salas de hospitales. O bien permitirían proteger mercaderías
mientras son transportadas. Por otro lado, podrían combinarse con insecticidas
en estrategias de control de plagas.
Hay investigaciones previas en donde
ya han sido probadas en otros insectos, como mosquitos, piojos, o chinches de
cama. Aunque no está disponible en las góndolas del supermercado ningún
producto que las contenga. Tampoco existe por el momento un repelente con otro
compuesto que actué de manera específica contra cucarachas.
Para que esto suceda, hay que
avanzar en las investigaciones. Sforzin señala que tienen pensado explorar el
efecto de las nonalactonas en cucarachas de mayor edad. Les gustaría conocer si
estos insectos detectan al compuesto con las antenas. También resta definir que
nonalactona resulta mejor, en que proporción se la debe usar y los otros
componentes que irían en el producto.
"Finalmente habrá que comprobar
su eficacia en condiciones más próximas a la vida real", concluye la
investigadora.
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