Nacionales

Nacionales

Al ritmo del conflicto sindical

El conflicto con los trabajadores del neumático reavivó las críticas dentro del oficialismo al ministro de Trabajo Claudio Moroni. Ronda de paritarias con alta tensión. Prueba de fuego para Massa.

Por: Agustín Alvarez Rey
2 de octubre de 2022

La semana que termina estuvo cruzada por la tensión entre el gobierno y el sindicalismo. El conflicto en las fábricas de neumáticos, que se extendió por cuatro meses, concluyó poco antes de que comience le reapertura de paritarias de poco más de dos docenas de gremios, algunos de ellos muy poderosos. Con una inflación que el gobierno sigue sin controlar y no baja del 7 por ciento mensual, los dirigentes sindicales se alistan para transitar discusiones complejas. Desde el kirchnerismo vuelven a apuntar contra el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, por su ineficiencia a la hora de resolver conflictos. La temperatura que tomen los conflictos sindicales también marcarán la temperatura de la calle en el último tramo del año.

La crisis y los conflictos conforman un combo complejo que pondrá a prueba la cintura del ministro de Economía, Sergio Massa, que por ahora se mostró más eficaz a la hora de resolver problemas a los empresarios y a los agroexportadores que a los trabajadores.

En el comienzo de la semana, y en paralelo a la escalada del conflicto del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático de la Argentina (SUTNA), el mundo sindical se sacudió con el rumor de la posible fractura de la CGT. Pablo Moyano había hecho trascender que estaba enojado, que se sentía ninguneado por el presidente Alberto Fernández que el lunes había mantenido una reunión sólo con la facción más dócil de la CGT, los denominados "gordos". El sólo amague de Moyano hizo temblar a buena parte del Gobierno. La sangre no llegó al río. El camionero fue invitado a cenar en Olivos y pudo llevarle sus reclamos al primer mandatario. Se selló la paz.

Tanto el frente sindical que agrupa poco más de 60 gremios como el ala kirchnerista del Frente de Todos desconfían de Moroni desde siempre. "Es uno de los funcionarios que no funcionan", dicen sin ponerse colorados los dirigentes de La Cámpora y le achacan toda la responsabilidad de escalada del conflicto de los neumáticos. Primero era un reclamo por las horas de los fines de semana, después un reclamo salarial por el aumento de inflación y terminó siendo un conflicto de Estado que afectó la producción automotriz y salpicó a Massa. Para el kirchnerismo la responsabilidad de Moroni en la escalada del conflicto es evidente y ven una nueva oportunidad para presionar por su salida.

La relación que siempre fue tensa con Moroni se recalentó la semana de la asunción de Sergio Massa como ministro de Economía. El entonces flamante funcionario había avalado la idea, que compartían el kirchnerismo y los sindicatos cercanos a Moyano, de otorgar un aumento de suma fija para todos los trabajadores en relación de dependencia. La presión de la UIA, los Gordos de la CGT, y en particular de Moroni, hicieron que el presidente Alberto Fernández bloqueará la iniciativa. Dos meses más tarde los resultados de aquella decisión no son buenos. El poder adquisitivo sigue perdiendo contra la inflación y la discusión paritaria será más virulenta.

Así las cosas, el gobierno de Alberto Fernández tiene por delante 45 días en los que el conflicto por los salarios copará el centro de la agenda y comenzará a convivir con los reclamos ya permanentes de los movimientos sociales. La rápida y certera resolución de los Bancarios que obtuvieron un aumento del 94,1 por ciento no será la regla, pero sí el norte. Ahora llegará el turno de Camioneros, portuarios y estatales. Moyano ya avisó. El reclamo será de un aumento que supere el 100 por ciento y dejó en claro que si no se atiende el pedido de su gremio "el conflicto del neumático será un poroto". Los dirigentes sindicales lo saben: el pedido de recomposición salarial en un escenario que muestra en el panorama un 90 por ciento de inflación, como mínimo, será con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Así lo marca la contundencia de la historia. En ese marco, la calle tomará aún más temperatura. El microcentro porteño convivirá de aquí a fin de año con las protestas de los trabajadores formales y los acampes de los informales.

En un contexto complejo y con una crisis extra large, la buena noticia para el Gobierno es que tanto el ala más dura del sindicalismo de la CGT como el kirchnerismo sigue respaldando la gestión de Sergio Massa. Por ahora, ahí no hay ruido. Si bien la cuenta regresiva está en marcha, ambos sectores esperarán a la aprobación del Presupuesto 2023 y su posterior gestión para exigir una mayor distribución de la riqueza.

Cultura

Feria del Libro, sin Estado pero con Milei

Por primera vez en su historia, el Estado no tendrá presencia en el evento. La Feria persiste como un espacio de encuentro, debate y promete abordar temas cruciales como el financiamiento de la cultura en tiempos difíciles // Por Horacio Marmurek