Art Attack: artivismo gourmet en defensa del planeta

No importa en qué parte del mundo, los activistas ambientales accionan contra el cambio climático y se hacen oír de diversas maneras: cortes, marchas, comida sobre famosas pinturas o ingeniosos modos de "pegarse" a obras maestras para captar la atención del mundo. La pregunta es: ¿realmente funciona?

14 de noviembre de 2022

Lejos de los capítulos producidos para el Disney Channel y su impronta sobre la reutilización de materiales descartables para lograr obras de arte, varias agrupaciones ecologistas se organizan a nivel mundial para dar su propia versión del célebre Art Attack. ¿Cómo lo hacen? En principio, interviniendo grandes obras de arte valuadas en millones de dólares, con el objetivo de llamar la atención del mundo sobre la crisis climática y-de paso- desenmascarar los acuerdos existentes entre los gobiernos y las empresas que atentan contra toda forma de vida, convirtiendo así a la Humanidad en algo descartable.

Las últimas semanas el mundo se vio conmocionado por la forma -coordinada, impactante y a menudo criticada- en la que la agrupación ecologista Just Stop Oil intervino obras de arte valuadas en millones de dólares utilizando comida. Su demanda: exigir la detención inmediata de la producción de combustibles fósiles en el Reino Unido. El reclamo, que asumió este particular "estilo gourmet", pretende detener la luz verde que el gobierno británico quiere dar a la explotación de cuarenta nuevos campos de petróleo y gas en el Mar del Norte.

Vida o Arte

Las protestas se extendieron de junio a noviembre sin dar respiro. Arrancaron con el tomatazo a la famosa pintura Los Girasoles, de Van Gogh, siguieron con el tortazo a la estatua de cera del rey Carlos III y concluyeron, al menos hasta ahora, con el acto de pegarse al cuadro La Joven de la Perla, del artista Johannes Vermeer, en el museo Mauritshuis en Países Bajos. Vale aclarar que ninguna obra fue realmente comprometida ya que todas se encontraban debidamente protegidas por cristales. Con todo, el impacto que causó la acción permitió agrietar a ciertos sectores sociales que hasta entonces se mantenían imparciales ante las decisiones del país europeo.


Créditos: Just Stop Oil


Estos activistas, que no tuvieron reparo en darse a conocer con nombre y apellido, además de pegarse a los muros de los museos y esperar a ser detenidos, tomaron la iniciativa de revolucionar los medios de comunicación con la inusual protesta que, a los ojos de muchos, es una locura que atenta contra piezas maestras reconocidas como patrimonio mundial. En respuesta a esta visión, los integrantes de la agrupación se preguntan si "se deben proteger las condiciones que permiten a la Humanidad hacer arte y ser creativa, o las obras maestras que no tendrán a nadie que las contemple".
William Mc Donough, químico y ecologista alemán, ya sostenía en su libro Cradle to cradle (De la cuna a la cuna) publicado en 2002, que "locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes". Mac Donough sostiene que el diseño, la construcción y la producción industrial pueden mantenerse dentro de los procesos de la naturaleza, a condición de utilizar materiales completamente inofensivos y produciendo bienes sin generar residuos o elementos tóxicos que degraden el medio ambiente.

La otra mirada


Créditos: Sebastián Granata

En el caso del territorio argentino, las recientes e inagotables quemas de humedales arrasan con centenares de especies y refugios que deberían ser protegidos para la propagación de la vida. En defensa y protesta por el accionar aberrante de muchos productores, desarrolladores inmobiliarios y ganaderos que "limpian" tierras para la producción a puro fuego, activistas de Unicef crearon un video -#vidadecarpinchos- a través del cual intentan crear conciencia sobre lo que significa para los animales ser desterrados y huir a donde puedan para conservar su especie. Por otra parte, en septiembre, organizaciones socioambientales y vecinos autoconvocados cortaron el puente Rosario/Victoria en la provincia de Santa Fe, en reclamo contra los incendios intencionales y la imposibilidad de respirar el aire, además de reclamar la pronta sanción de la Ley de humedales.

Haz lo que yo digo, pero...

Resulta casi irónico reconocer que las provincias de Entre ríos, Santa Fe y Buenos Aires son parte de los proyectos que presentó Argentina como tercer plan de acción frente a la AGA (Alianza para el Gobierno Abierto) en el período 2017/2019. Allí, dentro de los 44 compromisos asumidos se hallaban los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), figuraba la lucha contra la crisis climática pero hoy las tres provincias se encuentran severamente comprometidas ante la actual quema de humedales.
Tanto el Reino Unido como Argentina pertenecen a la Alianza para el Gobierno Abierto, al igual que otros 75 países y 106 gobiernos locales, quienes comparten los pilares de gobernanza donde uno de sus grandes desafíos atiende a la crisis climática. Sin embargo, todo parece indicar que estamos muy lejos de alcanzar esos objetivos, sobre todo cuando las decisiones políticas parecieran ir en contra de los ciudadanos, su intereses y -por sobre todo- la salud y el medio ambiente.


Créditos: Gettyimages


Mc Donough se pregunta en su libro qué pasaría si -para contrarestar los males que las políticas económicas le producen al medio ambiente- él postulara la necesidad de crear "un artificio humano que produzca oxígeno, azúcares complejos en los alimentos, que secuestre el carbono, cree microclimas, cambie de color con las estaciones y se replique a sí mismo". Ninguno de nosotros podría crear un árbol ni, menos aún, "clonar" a la naturaleza y ni a su ciclo de reciclaje en la producción de bienes y servicios. Quemar bosques es justamente eso: destruir lo que no tiene reemplazo.

"No hay arte en un planeta muerto"
Humedales y petróleo: no hay que quitar el foco de ninguna de las protestas, sobre todo porque - en mayor o menor medida- ambos elementos representan dos extremos de una misma causa. Hay, en uno y otro caso, voracidad económica y una comprensión suicida del modo en el que funciona el mundo. "Inconscientemente, muchos de nosotros todavía esperamos que alguien más venga y lo solucione todo...Pero nadie vendrá a salvarnos, por lo que debemos presionar todos los botones culturales que podamos para transmitir nuestro mensaje", afirman -sin que les tiemble la voz- los activistas de JSO respecto de las acciones que resultan efectivas a la hora de hacerse oír.
Las condiciones tecnológicas están dadas para que los gobiernos mundiales diseñen y lleven adelante políticas públicas y económicas que favorezcan energías limpias y renovables. Más aún, la mayoría de ellos dice estar comprometida -al menos en teoría- con la reinvención de las industrias que dañan el medio ambiente y perjudican no sólo a la presente generación sino también a las venideras. Sea con comida, pegándose a los muros, cortando puentes y calles o a través de producciones audiovisuales, las acciones de los activistas apuntan a que los gobernantes pongan en práctica estas teorías. Mientras tanto, quizá sea una buena idea comenzar a pensar cómo es que hoy, para la mayoría de nosotros, los bellos girasoles de Van Gogh valen tanto más que nuestros humedales. Por qué seguimos sacrificando lo vivo en pos de lo muerto.


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