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Bruno Lima Rocha: "En Brasil tenemos una radicalización de la derecha en las calles"

El Editor conversó con el politólogo, periodista y profesor de relaciones internacionales Bruno Lima Rocha sobre el panorama político brasileño y lo que implicó la llegada de Jair Bolsonaro al poder para la institucionalidad de su país. Fragmentación, "presidencialismo de coalición" y otras paradojas del gigante de Sudamérica.

1 de octubre de 2022

El Editor: De cara a estas elecciones, ¿cómo podríamos describir al sistema político brasileño? ¿Cómo es el sistema de partidos en Brasil?

Bruno Lima Rocha: Para comprender al Congreso Nacional, hay dos o tres reglas básicas. Primero, la capacidad de reelección que hay es enorme. Inmensa, aunque tengamos un dato de renovación del 40% por legislatura. Entonces, primero tenemos esa contradicción: uno viene con reputación de afuera, de las redes sociales, pero hay una chance enorme de reelección. Esta chance enorme de reelección -que se dieron desde el gobierno de Collor de Melo, en las elecciones generales del año 1990 y que fueron para todos los cargos, menos presidente- dio como dato que hoy tenemos unos 300 votos en Cámara de Diputados, de un total de 513, que (según la ciencia política clásica) serían "votos parroquiales". Es decir, votos de tipo oligárquico. Y este voto de oligarcas va "flotando", según la marea.

EE: ¿A qué se refiere?

BLR: A que hoy está con la ultra derecha pero apoyó a Lula y a Dilma mientras hubo decisión de apoyar económicamente a estos oligarcas. Pero fueron también los mismos que "bancaron" el impeachment contra Dilma sin una causa jurídica y también quienes en 1984 votaron en contra de una enmienda de la constitución de la dictadura militar. Esto generó en Brasil un concepto- para mi muy correcto- llamado "presidencialismo de coalición". Se trata de algo muy sencillo: si uno no tiene mayoría en la cámara, no gobierna. Hay pocas chances de que un poder ejecutivo con minoría legislativa pueda gobernar. Bolsonaro mismo fue derrocado casi tres veces, mientras que el presidente Temer tuvo que pasar por comisiones de ética dos veces, y así.

EE: Y la otra característica que mencionó, ¿cuál sería?

BLR: La otra situación a la que aludía al principio es que Brasil estaba caminando hacia un sistema político más o menos estable o al menos con grandes partidos, pero eso fracasó cuando -en la segunda vuelta de las elecciones de 2014- la nueva derecha empieza a organizarse y vive un ascenso. ¿Por qué? Porque en las elecciones en contra del PT hubo un gobernador que hizo una campaña que en la jerga argentina llamaríamos "muy camisetera".

EE: ¿A qué se refiere?

BLR: A que él hizo una campaña reivindicado a su partido, al tiempo que no reconoció los resultados. Pidió recuento (de votos) en la Suprema Corte y con eso abrió un espacio enorme pare reforzar un discurso de no creencia. Lo que pasó después fue el ascenso de una nueva derecha. Pero la vanguardia de esa nueva derecha no era Bolsonaro sino los ultraliberales. Esto es, una generación de jóvenes políticos en Brasil que fueron entrenados en Washington por el Instituto Atlas o que son ya la primera generación brasileña que los pioneros entrenaron acá. Aquí hay todo un surtido de institutos ultraliberales (como el Institue For Liberty) y esto ganó cuerpo cuando la Operación Lava Jato criminalizó el sistema económico y el sistema político.

EE: Entonces, ¿la radiografía política cuál sería?

BLR: Hoy, entre partidos oficiales y partidos que pidieron permiso para serlo, Brasil tiene más siglas partidarias que ideologías políticas visibles en el Occidente. O sea, tenemos una economía política de representación partidaria. Tenemos partidos de alquiler, tenemos partidos que son sólo oficinas, hay partidos que tienen dueños, y la gran mayoría de los partidos políticos brasileños no hace ni siquiera una convención estadual. Hoy por hoy, de cada cuatro candidaturas legislativas una no recibió un solo peso de su partido, por disputa interna. Entonces, el panorama es muy fragmentado. Pero además hay un equilibrio que se ha roto y se rompió en 2016 y viene rompiéndose cada vez más. Así, hoy el 45% del electorado vota a la centro izquierda y el 55% vota entre la centro y la ultra derecha. Y no es extraño ver candidaturas de centro derecha que se comportan como candidaturas de extrema derecha.

EE: en este contexto, ¿cuánto confía la sociedad en la representación política?

BLR: Bueno, estamos viviendo una paradoja , una situación bastante absurda: hoy por hoy, en Brasil, tenemos a una radicalización por derecha. O sea: aquellos que son de la institucionalidad, son los menos institucionalistas. Por ejemplo: el presidente Bolsonaro habla en contra de la Suprema Corte de Justicia y ya dijo unas cuantas veces que no la va a obedecer. Tenemos también la presión del Alto Comando de las Fuerzas Armadas, intentando fiscalizar a la Corte Electoral. Y las cosas que hemos visto en el país en los últimos seis o siete años sólo las habíamos visto en documentales. Como la ultraderecha en la calle, por ejemplo. Porque Bolsonaro es eso: la no institucionalización del partido político.


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