Sociedad

Sociedad

Brutalidad policial en Miramar: dos generaciones y el mismo reclamo de justicia

El caso de Natalia Melmann y Luciano Olivera fueron crímenes emblemáticos separados por dos décadas. Las luchas de sus madres y una ciudad enmarcada por la violencia institucional que no se disipa

Por: Migue Fernández
16 de diciembre de 2023

"Densa madrugada / yendo a casa / La violencia que mi alma / sin decir me atravesó"


Es sábado por la noche en Miramar y la agrupación murguera "El viento nos amontona" encabeza una movilización en la Plaza de las Artes. Se cumplen dos años del asesinato de Luciano Olivera, en manos de un oficial de la Bonaerense. La acción transcurre a metros del cartel que graba el recuerdo de Natalia Melmann, un caso que conmocionó al país. 20 años separan a dos hitos de la violencia policial y enmarcan a una ciudad que no se permite olvidar, porque aún reclama Justicia.

"Naty" tenía 15 años cuando, en la mañana del 4 de febrero del 2001, fue obligada a subir a una camioneta de la Fuerza y llevada a una casa al sur de la ciudad. Allí fue violada por un grupo de efectivos que posteriormente la estranguló, con el propósito de buscar impunidad por la agresión sexual. Su cuerpo semienterrado fue hallado cuatro días después, en el vivero municipal.

"Lucho" volvía a su casa en moto, después de jugar al fútbol con amigos, cuando un patrullero inició una persecución sin causa. A 10 cuadras de su hogar, otro móvil lo interceptó de frente y sin mediar palabra ejecutó el disparo que lo mató. La primera versión aseguraba que el joven había muerto en un accidente. El tiro en el pecho rápidamente demostró que era un hecho de "gatillo fácil". Fue el 10 de diciembre del 2021. Tenía 16 años.

La necesidad de mantener viva la memoria. Una Justicia que se demora y prolonga el sufrimiento. Dos décadas distancian el asesinato de dos menores inocentes, sin otra razón más que el mero salvajismo policial para justificarlos.

"Si conocieras Miramar no es inexplicable", advertirá Laura Calampuca, la madre de Natalia Melmann, en diálogo con El Editor.


Familiares y amigos de Luciano Olivera se movilizan en reclamo de justicia. Foto: Telam.


El rati horror show costero

"Vas como un verdugo / por la calle / avasallando mis derechos / y creyéndote el mejor"

"Hay un carácter específico de Miramar que la diferencia del resto de las ciudades, incluso de las más grandes, y es la capacidad de brutalidad en el accionar de las fuerzas represivas, particularmente la Policía Bonaerense", asegura Guillermo Gómez, integrante de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) de Mar del Plata.

De acuerdo a lo que plantea la organización, se trata de una característica que se prolongó en el tiempo, vinculada a los mecanismos internos de la propia fuerza. "Cuando reciben denuncias de efectivos por coimas, narcotráfico, trata de personas, maltrato de pibes, razias y demás, pero el caso no es mediático o no tiene una denuncia penal como para desafectar al efectivo, lo que hacen es trasladarlo a otra localidad", explica a este medio.

"Históricamente muchos policías que han recibido este tipo de denuncias han desembocado en la ciudad de Miramar y eso llevó a que tengan una capacidad brutal muy fuerte dentro de la Ciudad", concluye Gómez. Los números no la destacan en relación con otras zonas de la provincia de Buenos Aires, pero sí la gravedad de los hechos: "En términos cualitativos, Miramar es terrible", sentencia.

Para Judit Aristegui, la madre de Luciano Olivera, la ciudad "cambió totalmente" en los dos años que pasaron desde el crimen de su hijo. "La Policía tenía la costumbre de correr a chicos en moto, sea para secuestrárselas o para verduguearlos, porque siempre se manejaron así. Hoy eso no se está haciendo más. Siempre hay alguno, pero no tan alevoso como pasaba", explica en diálogo con este medio.

Los abusos eran moneda corriente. "Se los llevaban presos unas horas y los largaban, no más que eso, que es lo que más deseo hoy. Por qué no me cagaron a palos al nene y nada más", se lamenta, y asegura: "Hasta el día en que me muera no voy a entender por qué le dispararon".

A lo largo de los 22 años que pasaron desde el femicidio de Natalia, la familia Melmann sufrió intimidaciones y amenazas. Todos se fueron de la ciudad costera, excepto su madre. "Me negué a irme. Pretendo ser el rostro de mi hija, para que nadie la olvide", afirma Laura.

El hecho de que aún viva en la ciudad costera fue una de las razones por las que el Juzgado de Ejecución Penal 1 de Mar del Plata desestimó el pedido de libertad condicional de dos de los policías condenados a prisión perpetua, el 6 de diciembre de este 2023. La cercanía de la vivienda familiar con el domicilio propuesto por uno de los convictos fue uno de los argumentos del juez para rechazar la solicitud.


"La lucha sigue"

"No quiero más sangre / de inocentes derramada / recorriendo hoy mi pueblo / por favor"

La búsqueda de memoria, verdad y justicia de la familia Melmann se mantiene vigente. Después de 22 años de libertad, en este 2023 fue sentenciado a prisión perpetua el exsargento Ricardo Panadero. Su perfil genético lo acreditó como coautor del secuestro, abuso sexual y homicidio de Natalia.

En octubre del 2002, fueron condenados a perpetua Oscar Echenique y Ricardo "Rambo" Anselmini, por entonces sargentos de la Bonaerense, y el cabo primero Ricardo "Mono" Suárez, por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, violación agravada y homicidio triplemente agravado. Además de ellos, Gustavo "Gallo" Fernández fue condenado a 25 años -posteriormente reducidos a 10- por ser el "entregador".

Aún resta identificar a un último responsable del crimen. "Nos queda el quinto ADN en el cuerpo, que nunca buscaron. Espero que esté vivo y le espera la cárcel", expresa la madre de la joven, para quien "la lucha sigue".

Por el crimen de Luciano, la reconstrucción del hecho y la investigación se cerró a los 10 meses de ocurrido. El acusado de disparar el arma, Maximiliano González, está en prisión preventiva en la Unidad 44 de Batán, imputado por el delito de "homicidio triplemente agravado con alevosía", por ser integrante de las fuerzas de seguridad y haber usado su arma de fuego.

En el patrullero desde el que efectuó el disparo, lo acompañaban tres efectivos. Nelson Albornoz, oficial Inspector de la Bonaerense y el que tenía el mayor rango, actualmente cumple prisión domiciliaria por los delitos de "incumplimiento de deberes, encubrimiento doblemente agravado y falso testimonio".

Rocío Mastrángelo y Kevin Guerricagoitia, los otros dos sargentos a bordo del vehículo, y el oficial Nahuel Cepeda están imputados por "encubrimiento doblemente agravado y falso testimonio". Judit, la madre del joven asesinado, advierte: "Esperamos que sean juzgados como merecen porque fueron parte. Que cumplan la pena que tienen que cumplir. Los tres están libres y todavía cumpliendo funciones".

"Me siento muy apoyada por la gente de Miramar", reconoce la mamá de "Lucho", que asegura que se cruza por la calle a Cepeda, uno de los acusados. "La condena social nos ayuda", afirma.

Mientras ellos esperan en la calle al juicio por jurados, la comunidad reclama que se fije fecha. Con la inminente feria judicial, ya dan por perdido el año. Esperan que el proceso esté en marcha para el mes de mayo o junio del 2024.

La batalla es dura, los obstáculos son varios y el sufrimiento de las familias se prolonga en el tiempo. La Justicia que es lenta, no es justicia. Todos los años marchan en reclamo de respuestas y mantienen encendida la llama de la memoria contra la impunidad. Lo pide la madre de Natalia Melmann: "No la olvides, ese día morirá".

Comparte tu opinión, dejanos tu comentario

Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Sociedad

Pepe Mujica, un hombre especial que fue de la guerrilla a la Presidencia de la República Oriental del Uruguay

Fue guerrillero, vivió en la clandestinidad y llegó a ser presidente: la vida austera y política de Pepe Mujica lo convirtió en un referente mundial.