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Caso Lucas Escalante: Desaparición, incertidumbre y pedido de apartamiento de La Bonaerense

El joven de 26 años, oriundo de Florencio Varela, está desaparecido desde el 9 de diciembre de 2022. El Editor habló con la familia de la víctima que relata el calvario que viven día a día y la búsqueda de la verdad. "Por momentos estamos bien, con esperanzas" afirma una de sus hermanas. El Gobierno nacional ofrece $ 4.000.000 de recompensa para quienes aporten datos que permitan dar con su paradero.

10 de enero de 2023

El viernes 9 de diciembre del 2022 nada podía salir mal. La Selección Argentina le había ganado a Países Bajos después de un parto de 120 minutos con el agregado impiadoso de la tanda de penales en el Mundial de Qatar. Lucas Escalante, de 26 años, oriundo de Florencio Varela, se subió a su auto BMW azul y buscó a su amigo Lautaro Morello, de 18, para festejar la clasificación a semifinales del mundial. Al día siguiente, ese auto que Lucas cuidaba como a un hijo apareció convertido en un esqueleto de chapa estropeada por el fuego intencional, a un costado de la Ruta Provincial 6, a la altura de la localidad de Abasto, en La Plata. El horror ya no se iba a detener. El jueves 15, unos minutos antes de las diez de la noche, un vecino de Guernica se topó con el cuerpo calcinado y putrefacto de Lautaro. La autopsia confirmó luego que lo habían golpeado y asfixiado "entre 7 y 15 días" antes del hallazgo. De Lucas, aún, no se sabe nada.

La rutina de la desesperación comienza temprano, el cielo apenas aclarando. "Salimos a recorrer la zona donde lo captaron las cámaras por última vez", -dice Romina Escalante, la hermana del medio-. Vamos por la Ruta 53 pegando carteles, golpeando puertas para preguntar si vieron algo. Hacemos una búsqueda activa, y en eso se nos va todo el día. Volvemos a casa a las cinco, seis de la tarde y nos vamos a la DDI para preguntar si hubo novedades, para que alguien nos diga algo. Esto nos paralizó la vida, no hacemos otra cosa, dejamos nuestros trabajos, comemos cuando podemos, bah, cuando nos acordamos".

"Ya pasó casi un mes -dice Romina- y lo que más nos pesa es la incertidumbre. ¿Por qué apareció Lautaro y no Lucas? Hay una parte que falta. Por momentos estamos bien, con esperanzas, pero llega la noche y es muy triste. Lo único que nos sostiene es empezar a recordar cosas que él hacía o decía, por ejemplo, cuando hablaba de las novias, nos reímos de eso. Ahora nos propusimos pensar en sus ojos, en su sonrisa".

Marcela Vázquez, la madre, asiente en silencio. "No puedo hablar porque enseguida me largo a llorar", se excusa. Igual el corazón es más fuerte y la hace contar en presente. "Lucas es un chico alegre, feliz, se la pasa haciendo chistes, ama los animales, él te rescata cualquier perro que ve en la calle. Y es trabajador, se levanta todos los días a las cinco, seis de la mañana, maneja camiones y maquinaria de construcción, tractores, grúas, esas cosas". Marcela hace una pausa, algo cambió para mal en el tono de su voz, como si de repente se hubiera dado cuenta de algo. "Antes el tema de mi hijo estaba en auge, salía en todos los medios, pero ahora con el juicio a los rugbiers (en referencia al crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell) nosotros dejamos de importar".

Imagen: Gentileza de la familia Escalante

Encubrimiento

Los celulares de Lautaro y Lucas fueron indiscretos. Los audios de WhatsApp y las llamadas revelaron que, antes de desaparecer, estuvieron con Cristián y Maximiliano Centurión, hijo y sobrino respectivamente del comisario mayor de la Policía bonaerense Francisco "Coco" Centurión. Tampoco ayudó a la suerte de los primos que las cámaras del municipio hubieran captado aquel 9 de diciembre al eléctrico auto de Lucas dirigiéndose a la casa quinta de los Centurión en la localidad de La Capilla, Florencio Varela, y mucho menos que después uno de ellos -Cristián- fuera filmado en una estación de servicio cargando un bidón de nafta.

En tanto, la fiscal Mariana Dongiovanni de Florencio Varela reconstruyó que, por ser hijo de un efectivo de alto rango dentro de la Policía de la provincia de Buenos Aires (además de cadete en la misma fuerza), Cristian Centurión le daba a Lucas tarjetas para cargar combustible que debían ser para patrulleros, y que incluso lo ayudó cuando fue interceptado en un procedimiento policial de rutina. Poco importó que, al momento de las detenciones, el par de primos dijera que había perdido sus celulares y que el auto con el que habían ido a comprar nafta estuviera convenientemente "ploteado" de otro color, por lo que fueron inmediatamente imputados por el "homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento" de Lautaro.

"Cristian Centurión -dice Romina- buscó a mi hermano por redes y después lo endulzó haciéndole la cama, le daba nafta gratis. Mi hipótesis es que después del partido con Países Bajos lo citó tarde y le dijo que después de haberle dado todos esos vales, ahora necesitaba que mi hermano hiciera algo por él. Pudo haber sido por drogas, para transportar algo de un lugar a otro, yo me imagino eso. Mi hermano se negó y habrán empezado una discusión. Mi esperanza es que lo tengan vivo y le quieran echar la culpa de la muerte de Lautaro, que no lo suelten porque todavía están acomodando las fichas".

Desde la desaparición de Lucas, la familia está pidiendo que la Bonaerense sea apartada de la investigación (tampoco quieren que intervenga la Federal). No tienen dudas de que la detención de los primos puso en marcha un engranaje de encubrimiento dentro de la fuerza. "Al principio habrá sido solo un negocio de Cristian Centurión, pero cuando salió mal se fueron metiendo más personas. Un comisario mayor va a cubrir al hijo como sea y seguramente tiene mucha gente que le debe favores", reflexiona Romina y cierra: "Nunca hubo comunicación con la policía, nunca nos llamaron para nada. Hemos armado movilizaciones frente a la comisaría de Bosques, el primer lugar donde denunciamos la desaparición de Lucas, pero no salió nadie. Solo pedimos que escuchen nuestro reclamo de justicia, somos pacíficos, no queremos molestar haciendo más ruido porque seguro nos van a reprimir".

Recompensa

El Gobierno nacional ofrece $ 4.000.000 de recompensa para quienes aporten datos que permitan dar con el paradero de Lucas Escalante. La medida fue publicada en Boletín Oficial, mediante la resolución 889/2022 del Ministerio de Seguridad de la Nación, a instancias de un requerimiento efectuado por la titular de la Unidad Funcional de Instrucción 2 de Florencio Varela, Mariana Dongiovanni, quien lleva adelante la investigación.

Las personas que quieran suministrar datos, deberán comunicarse telefónicamente con el Programa Nacional de Recompensas dependiente de la Dirección Nacional de Cooperación Judicial y Ministerios Públicos de este Ministerio, al número telefónico de acceso rápido 134.


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