Son muchos los conceptos que se engloban dentro de la Copa del Mundo de fútbol, posiblemente el evento deportivo más multitudinario en la historia hasta el momento. Un evento que además de generar muchos ingresos al país anfitrión, respecto al turismo y demás ganancias, ubica al país que sea sede en el foco de atención del planeta. Eso está sucediendo hoy con Catar, y no con los mejores resultados.

La celebración de este año en Catar -el primer Mundial en tierras árabes y Medio Oriente- es una muestra de ello, ya que está envuelto en graves polémicas y denuncias. Desde El Editor, te contamos cuáles.

Los trabajadores que construyeron los estadios debieron soportar desde hacinamiento, robo de documentos y atraso en los pagos hasta la mismísima muerte. Eran, en su mayoría, migrantes. Y se estima que murieron cerca de 6.500

Derechos de trabajo migrante... nulos

Ante la falta de infraestructura para organizar la Copa Mundial, Catar necesitó miles de trabajadores migrantes para construirla y darle el debido servicio a quienes se acercaran al evento en 2022. La nómina incluía un total de ocho estadios, una ampliación del aeropuerto, una nueva línea de metro y varios hoteles, entre otros puntos. Con un costo aproximado de 220 billones de dólares, deja como un vuelto la inversión hecha para Brasil 2014 en 11.6 billones de dólares.

Pero, claramente, todo ese dinero no se invirtió en garantizar condiciones mínimas de seguridad para los trabajadores ni fue dedicado a proteger sus derechos laborales. De hecho, Amnistía Internacional (AI) aseguró que personas migrantes de Nepal, India y Bangladesh tuvieron incluso que pagar comisiones elevadas para ser contratados. Y, una vez allí, debieron enfrentar la falta de higiene, el hacinamiento y la inseguridad en todos sus alojamientos. Además de que se registraron tanto falsas promesas por parte de las empresas contratistas como retrasos en los pagos salariales.

Otro caso denunciado fue la confiscación de pasaportes de los trabajadores, por lo cual no podían salir del país ni cambiar de trabajo y todo bajo amenazas y malos tratos. Esta larga lista de abusos entra dentro del sistema de patrocinio denominado kafala, un sistema a través del cual el gobierno catarí le dio poderes a los empleadores por sobre los trabajadores. Fue, en los hechos, un régimen similar al de la esclavitud. Resultado: hubo, en la estimación más conservadora, al menos 6.500 migrantes muertos, todos venidos de Pakistán, Nepal, Bangladesh, India y Sri Lanka, según una investigación del diario británico The Guardian.

"El legado de la Copa Mundial de 2022 dependerá de si Catar remedia con la FIFA las muertes y otros abusos que sufrieron los trabajadores migrantes que construyeron el torneo, aplica las recientes reformas laborales y protege los derechos humanos para todos en Qatar, no solo para los aficionados y futbolistas visitantes", sentenció Minky Worden, directora de iniciativas globales de Human Rights Watch.

Ni mujeres ni disidencias