Según el Registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana (RENABAP), en la provincia de Buenos Aires existen 1933 barrios populares. De estos, un total de 11 se encuentran en la zona de Altos de San Lorenzo, partido de La Plata. Allí habitan casi 5 mil familias. Hace poco más de 5 años en esa localidad en el sudeste del casco fundacional platense nació "Circo al fondo", la primera escuela popular que enseña arte escénico en la capital provincial.

El proyecto, se creó con la finalidad de brindarles a las y los pibes de la zona un espacio de taller, atravesado por el juego, donde se incorpora el arte circense. Además, se presenta como una instancia de contención y de oportunidades. Es que los sectores sociales de bajos recursos suelen relegar su tiempo de ocio por falta de tiempo y de dinero para acceder a talleres o actividades recreativas.

Con la llegada de la pandemia la escuela debió cerrar sus puertas, pero el espacio volvió a tomar impulso este año con la incorporación de nuevos talleristas con el anhelo de pensar y concretar un número circense para los próximos festejos de carnaval. Sin embargo, sostener una escuela popular de circo no es tarea fácil.

El ingenio está a la orden del día, por ello, sus creadores vieron como una opción viable presentar el proyecto a una convocatoria lanzada por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la escuela recibió un subsidio de 80 mil pesos. Esta suma más la realización de una varieté en el mes de septiembre, permitió conformar un grupo de trabajo estable: tres profes de malabares, que pertenecen a Circo Volador, una profe de telas y un profe de teatro y de clown (payaso).

Para Fidel Fernández, uno de los mentores de la iniciativa, trabajar el tema de la autoestima es muy importante: "El ego y la autoestima en pibes de barrio es muy manoseado por la misma sociedad, por la misma escuela, por el mismo vínculo del bullying pasivo que hay entre pares. Entonces ahí estamos construyendo eso y el impacto que está teniendo en ellos es súper positivo", dice a El Editor.

Ciudad inventada

Una de las actividades que generó gran entusiasmo dentro de los chicos que integran esta propuesta de circo popular se dio cuando a las y los talleristas tuvieron la idea de armar una temporada de vacaciones de invierno con un espectáculo íntegramente armado y actuado por las y los pibes.

Fue así que, durante dos semanas, los centros culturales platenses incluyeron y ofrecieron dentro de su programación el espectáculo titulado "Circo al fondo de gira por la ciudad inventada".

"Fue muy atractivo la idea de ir nosotros con nuestra propia función a los centros culturales dentro del casco urbano de la ciudad inventada y juntar la plata para así alquilar una carpa propia para hacer nuestro espectáculo en un circo", recuerda Fidel.

Esta posibilidad concreta y autogestiva generó motivación en las y los chicos y en la comunidad circense en general. Tal es así, que les abrían las puertas de sus espacios, les brindaron apoyo, ya sea contención para las y los pibes o con recursos que necesitaran.

El objetivo central de esta iniciativa circense abarcaba varios, pero el más sobresaliente quizás fue "imaginar que terminado ese día que íbamos a montar la carpa, uno de los pibes iba a sentirse atraído por esta cuestión del circo, y lo logramos", recuerda y celebra Fidel.

Gracias al esfuerzo y al trabajo colectivo de las y los talleristas y de quienes asisten a esta propuesta social, actualmente uno de los chicos que participó de Circo al fondo se encuentra en proceso de formación en Francia, mientras que otro vive en Bolivia y trabaja directamente en el circo.

La educación no formal y los espacios de contención son fundamentales en entornos donde la desigualdad de derechos es una realidad. Como se mencionó al comienzo de la nota Circo a Fondo ha demostrado su capacidad de brindar oportunidades a quienes más las necesitan y de estimularlos. Contar con aportes del Estado, a través de la Universidad, les da un respiro económico. Lo cierto es que, esta vez, su continuidad o su capacidad de mejorar realidades dependerá de la voluntad de quien resulte electo en las elecciones generales. La inversión en proyectos culturales y sociales como este es fundamental para fomentar la autoestima, la creatividad y el empoderamiento de las y los pibes.

Pensamiento mágico

La estrategia para empoderar y brindar herramientas a las y los preadolescentes, que, posiblemente, tienen autoestima baja y que se encuentran muy arraigados al mundo de la tecnología, fue construir un pensamiento mágico.

"Empezamos a contar la historia de los cirqueros, de los primeros que estaban en esta ciudad, que es una ciudad inventada", cuenta Fidel. El ritual consiste en juntarse los viernes, armar un fogón y comenzar a desandar leyendas de personajes significativos para el arte circense.

Dentro de los cirqueros que generaron gran admiración en los chicos se encuentra la familia Podestá. Creadores del circo criollo, fueron los primeros en montar una carpa en la provincia de Buenos Aires; y quienes, además, fundaron el reconocido Teatro Coliseo Podestá de la ciudad de La Plata, un lugar de vanguardia para la época.

Sin embargo, la historia de los Podestá no quedó ahí. "Decidimos que su legado era importante y por eso empezamos a construir un pensamiento mágico con Pepino el 88", relata Fidel.

La familia Podestá era de origen uruguayo pero sus presentaciones a partir de 1873 se realizaban en ambos márgenes del Río de La Plata. Fue en una de esas giras en 1881 que, bajo una carpa al sur de la provincia de Buenos Aires, surge el inmortal payaso "Pepino el 88" acompañado por el burro Pancho.

Desde Circo al fondo materializaron una estampita con Pepino el 88. La finalidad de este símbolo fue poder crear un pensamiento mágico que oficie de amuleto y que al momento tiene muy buenos resultados: "Están quienes se ponen la estampita en la canillera y meten un gol en un partido de fútbol, hasta exámenes que aprueban por haber confiado en la energía que les brindó el payaso", resalta Fidel.