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Detrás de las tormentas: inundaciones, un drama que se repite

Los temporales de marzo dejaron una vez más en evidencia una situación desesperante para miles de vecinos. Cambio climático y falta de decisión política. La necesidad acuciante de un abordaje integral

Por: Migue Fernández
23 de marzo de 2024

Dos semanas de intensas lluvias castigaron al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). El temporal dejó su huella: zonas inundadas, servicios colapsados, centenares de vecinos evacuados y cuatro muertos. Mientras que en los barrios empieza la reconstrucción de lo perdido, una vez más, vale preguntarse las razones detrás de un drama que se repite.

El abordaje requiere integralidad. No tiene que ver únicamente con la existencia de lluvias intensas u obras inadecuadas, sino que debe contemplarse un conjunto de aspectos entre los cuales también se cuentan la concentración de población en modelos urbanos, el rápido crecimiento de nuestras ciudades, sobre todo en zonas periféricas, los usos del suelo y, desde ya, el cambio climático.

"La recurrencia de fenómenos de estas características, de tormentas fuertes por más de 5 días, con mayor intensidad y potencialidad para generar mayores daños, son consecuencias del impacto del cambio climático en regiones como la nuestra", explica Tamara Basteiro, subsecretaria de Política Ambiental de la Provincia de Buenos Aires, consultada por El Editor.


Foto: Silvana Colombo.


"Muchas de las ciudades que habitamos fueron planificadas en un contexto climático diferente al actual", sostiene la también consejera directiva de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), que agrega: "Hoy tienen que soportar, por ejemplo, un volumen de agua en pocos minutos que antes caía en varios días, o incluso en meses".

El Área Metropolitana y la Capital Federal tienen dos procesos que pueden dar lugar a inundaciones. Uno se da cuando tormentas severas generan una descarga de precipitación de alta tasa muy abundante, es decir mucha lluvia en poco tiempo. Se produce el colapso de las salidas, desagües y sumideros que conducen el agua hacia los arroyos, lo que genera anegamientos. El otro de los procesos de inundaciones es por las ondas de crecida en arroyos y ríos propios de la Cuenca del Plata. No es de corto plazo y ocurre cuando hay precipitaciones abundantes en toda la región y la cuenca durante un largo período, pero sin severidad.

"Lo que tuvimos fueron sucesivos eventos de alta tasa de precipitación, tanto en la Ciudad como en distintas zonas del Conurbano, no en todas de la misma manera", analiza Lucas Berengua, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional, quien distinguió un mayor impacto en zonas del Sur de la Provincia de Buenos Aires y determinados barrios de la Ciudad.

Los datos dan cuenta de un mes de marzo histórico en términos de agua. Lejos de quebrar el récord de los 476 mm. caídos en 1988, los 325 mm. acumulados lo posicionan como el segundo marzo más lluvioso de la historia -o al menos desde 1906, que hay registros-.

"Es importante que tratemos de no repetir todos los meses que estamos frente a eventos extraordinarios, porque eso no tiene correlato con la realidad. También tener en claro que una lluvia que en el pasado no nos inundaba, hoy nos inunda", cuestiona María Eva Koutsovitis, ingeniera civil especializada en Hidráulica.


Foto: Silvana Colombo.



¿Ciudad verde?

La investigadora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires es integrante del Movimiento "La Ciudad somos quienes la habitamos". Su planteo es que no se puede reducir las inundaciones frecuentes en CABA a los eventos de precipitación.

"La sobreconstrucción, la mutilación del arbolado público y la destrucción sistemática de las superficies verdes, son determinantes para que una lluvia que hace 30 años no te inundaba, hoy lo haga", sostiene Koutsovitis, que aporta un dato tan ilustrativo como demoledor: "Solo en la última década, se privatizó el equivalente a 75 Plazas de Mayo de superficie verde, pública, absorbente".

La especialista contrapone las decisiones urbanísticas en la Ciudad de Buenos Aires con el paradigma hacia el que se dirigen otras regiones del mundo. Mientras que en otros países se avanza hacia modelos de sostenibilidad ambiental, con recuperación de los bordes costeros y diseño de infraestructura compatible con la preservación de los ecosistemas urbanos, su mirada sobre la gestión en CABA es completamente diferente.

"Desde el 2007 se implementó un plan para privatizar el entorno ribereño y generar un gran negocio inmobiliario, cementando el borde costero y, por supuesto, limitando la posibilidad de gestionar adecuadamente las amenazas naturales", afirma.

A la construcción de grandes torres en la costanera, suma la construcción del Buenos Aires Playa -con un relleno del Río de la Plata-, el proyecto "Costa Urbana" y el levantamiento de estacionamientos en pulmones verdes de manzana.


Foto: Silvana Colombo.


El drama en la provincia de Buenos Aires

Desde ya que las imágenes más dramáticas de las inundaciones se pudieron vislumbrar en diferentes regiones de la Provincia. Lanús, Claypole, Berazategui, Guernica, Florencio Varela, Avellaneda y Quilmes fueron algunas de las zonas más afectadas, sobre todo porque algunas recibieron el impacto de dos inundaciones en el mes, lo que volvió algunas de sus calles intransitables y que vecinos fueran evacuados.

En La Plata hubo clases suspendidas, barrios anegados e imágenes de vehículos que flotaban, mientras que los desagües rebalsaban. "Faltan obras acordes al clima que tenemos. Ni siquiera estamos preparados para tormentas medianas, mucho menos grandes, y eso se está dando en todo el Conurbano", sostiene Claudio Velazco, ingeniero hidráulico y civil platense, consultado por El Editor.

La capital bonaerense no olvida la inundación del 2013, en la que murieron 89 personas tras la caída de 390 milímetros de agua en unas pocas horas. En esta oportunidad, bastaron 50 mm. en 30 minutos para generar las complicaciones. "Falta un programa integral que se desarrolle en forma programada, empezando con los drenajes de los cauces principales y avanzando hacia los ramales", explica el experto.

Según su criterio, un verdadero plan integral de obras hidráulicas en el Conurbano requiere de 8 mil millones de dólares de inversión.

Koutsovitis, por su parte, plantea reemplazar la infraestructura tradicional por alternativas integradas a la propia naturaleza, lo que se denomina soluciones urbanas de drenaje sostenible. La clave estaría en gestionar el agua donde cae, no trasladarla de un lado a otro. Utilizar la vegetación para filtrar el agua ayudaría a preservar paisajes y recuperar los ecosistemas urbanos.

Pensar políticas hídricas en forma integral, en el contexto de los espacios urbanos, y hacer las obras necesarias. Si el modelo económico y de desarrollo queda al servicio del negocio inmobiliario, los countries desarrollados sobre humedales y el cemento sobre las zonas de absorción seguirán perjudicando a los sectores vulnerables. Y en la Ciudad y la Provincia nos seguiremos inundando.

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