San Pablo y Río de Janeiro, dos ciudades brasileras de peso pesado, principalmente por su actividad económica, le dieron el visto bueno a las políticas neoliberales del bolsonarismo y al Partido Liberal.

El análisis legislativo de los resultados también arroja saldo positivo para Bolsonaro, el presidente de Brasil que más incrementó la presencia de militares en cargos públicos: en el Senado, el PT solamente se quedó con el 12,2 por ciento de la representación, cuantificado en 9 bancas, mientras que el bolsonarismo se quedó con 13, de las cuales 8 fueron ganadas en esta elección.

En la Cámara de Diputados, la historia se repite: el Partido Liberal fue el que más bancas obtuvo con 96, y tiene la mayor representación parlamentaria con un 16,5 por ciento.

El resultado electoral confirmó que la política brasileña está polarizada y que, teniendo en cuenta los resultados electorales, la ciudadanía traduce con su voto el apoyo a la izquierda, con una vuelta de Lula acompañado también de una alianza con sector empresarial brasilero representado en la figura de su vice Alckmin, o el apoyo al bolsonarismo de liberalismo económico y profundo conservadurismo cultural, que ejerce de oficialismo desde el 2018.

"Vamos a ganar, esto es solo una prórroga", confió Lula, que hizo junto al PT la segunda mejor elección luego de la de 2006. Lula, que gobernó de 2003 a 2011, en ninguna oportunidad ganó en primera vuelta. Quedará por verse, en estos veintiocho días de campaña, cuán posible es para el candidato que fue procesado por quien luego fuese ministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro, que entró como legislador por el PL, conquistar más votos para volver al gobierno.

"La esperanza del pueblo brasileño me emociona mucho. Por eso te digo que voy a ganar las elecciones, a recuperar el derecho del pueblo a ser feliz", escribió este lunes después de las elecciones Lula, el candidato más votado por el pueblo brasilero.