Ciencia
Científicos de La Plata buscan soluciones para la contaminación de aguas por medicamentos. Emplean como materia prima cáscaras de semillas de girasol para sacarlos del agua
Por: Fernando Fuentes
4 de mayo de 2024
Alrededor de 4000
tipos distintos de medicamentos se administran en todo el planeta y por eso no
es extraño que toneladas de ellos terminen en aguas superficiales y profundas.
Constituyen contaminantes emergentes que retienen algún grado de actividad, escapan
al tratamiento de aguas residuales y son capaces de generar complicaciones en
el ambiente.
Algunos fármacos han
sido encontrados en la corriente del Río Uruguay, casi en su desembocadura en
el Río de La Plata en compañía de especies como dorados, o sábalos, que nadan
por allí. Otros de venta libre, que se utilizan como calmantes o
antiflamatorios, terminan en aguas subterráneas del Área Metropolitana de
Buenos Aires. Aunque el trabajo de un grupo de investigación de La Plata
despierta expectativas en la lucha contra ese tipo de contaminación. Y todo
gracias a cáscaras de semillas de girasol y la producción de un material
filtrante llamado carbón activado.
"El carbón
activado que sintetizamos a partir de la cáscara presenta una alta capacidad de
adsorción de ambos medicamentos. Y su acción está relacionada con su elevada
superficie específica y la presencia en la misma de especies químicas que
interaccionan fuertemente con los fármacos", comenta a El Editor Luis
Pizzio, doctor en ciencias químicas, profesor de la Universidad Nacional de La
Plata, e investigador principal de CONICET.
Pizzio, quien se desempeña en el Centro de Investigación y Desarrollo en
Ciencias Aplicadas "Dr. Jorge J. Ronco" (CINDECA), agrega que
"tanto el diclofenac como el ibuprofeno, quedan adsorbidos, o retenidos,
en el carbón activado. Cuando la capacidad de adsorción del carbón se agota, el
mismo debe reemplazarse. El carbón agotado se puede desechar y en este caso
debe ser tratado como un residuo peligroso. O bien se puede reutilizar, si se
lo somete a un tratamiento adecuado", agrega.
No es algo novedoso el empleo de carbón activado para purificar el agua.
Ya que suele encontrarse como componente de filtros anexados a grifos de
cocinas. Y para dar con el se emplean procesos físicos, o químicos que suelen
arrancar de una amplia variedad de residuos. Se utilizan carozos de duraznos,
ciruelas, aceitunas, o bien cáscaras de almendras, nueces, o maní, entre otros.
Lo original del trabajo del grupo del CINDECA es la elección de cáscaras
de semillas de girasol como materia prima, además de la atención puesta en los
medicamentos.
¿Es posible pasar
del laboratorio a una aplicación industrial?
Las cáscaras de
semillas de girasol provienen de la industria aceitera y son residuos
disponibles en grandes cantidades. Alrededor del 30 % del peso de la semilla de
girasol se encuentra representado por la cáscara. Y en la actualidad solo una
parte de estos desechos se destinan para la generación de energía, o la cría de
animales.
El grupo -gracias
a una investigación reciente publicada en una revista internacional- dio hace
poco con tres hallazgos de laboratorio relevantes que abren un auspicioso
panorama para dar con una aplicación en el futuro.
"En primer
término demostramos la factibilidad de sintetizar carbón activado con
excelentes propiedades fisicoquímicas y texturales. Permite remover
eficientemente los fármacos mencionados disueltos en aguas subterráneas. En
segundo lugar, desarrollamos una metodología económica para la regeneración de
la capacidad adsorbente del material. Y, en tercer término, pudimos valorizar
un desecho proveniente de la agroindustria aceitera local", resume Pizzio.
El investigador
considera que en esta línea de investigación pasar de una escala de laboratorio
a otra industrial es posible. Al menos, desde el punto de vista técnico. Lo que
resta es terminar de establecer mejor la factibilidad económica.
Comenta que en el
país no son muchas las plantas industriales que generan carbón activado y que
la producción local permitiría contribuir a la sustitución de importaciones.
Investigaciones
escasas sobre el impacto ambiental de farrmacos
Los llamados
contaminantes emergentes son productos químicos nuevos que suelen carecer de un
marco regulatorio. Y es todavía bastante lo que se debe conocer en todo el
mundo acerca de las complicaciones que generan en los ecosistemas y en la
propia salud humana.
Aunque algunos
estudios ya han reportado una serie de problemas que desencadena la acumulación
de distintos medicamentos en la fauna que habita cursos de agua.
Aquí el listado
de fármacos responsables puede ser extenso e incluye a: analgésicos,
antidepresivos, antiinflamatorios, antibióticos, antiepilépticos, entre otros.
Pero aquellos que son de venta libre y tienen un empleo más frecuente que
despiertan mayor preocupación en las agencias de protección ambiental.
"Estos
medicamentos han sido detectados en ríos y arroyos de nuestro país, como
resultado de la descarga de los efluentes acuosos. Provienen de plantas de
tratamiento municipales que no suelen estar diseñadas para su eliminación. Es
por eso que resulta necesario el desarrollo de soluciones integradas que
permitan minimizar la descarga de estos contaminantes", concluye Pizzio.
La oposición afinaba el lápiz y seguirá sacando cuentas hasta el miércoles próximo, cuando está convocada la sesión en la Cámara de Diputados, para comprobar si le alcanza para juntar dos tercios, doblegar el veto del presidente de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario y, así, dejar vigente la norma.