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El conurbano bonaerense, el escenario secreto de los superhéroes

En el universo literario de Leonardo Oyola el Gran Buenos Aires es territorio de héroes y villanos de la talla de Superman y Batman. Un autor que fusiona en sus novelas que recorren el mundo lo cotidiano y el universo fantástico

Por: Horacio Marmurek
16 de septiembre de 2023

Si algo caracteriza a Leonardo Oyola es su habilidad para plasmar el espíritu del conurbano bonaerense en sus textos. Sus personajes no solo lo habitan, sino que hablan en sus calles y se asemejan a las personas que transitan sus veredas. Oriundo de Isidro Casanova, Leo, como lo llaman quienes lo conocen pero también quienes han tenido la posibilidad de adentrarse en sus obras, publicó su primera novela en el año 2005. Fue Siete y El tigre harapiento, un título de una canción de Duran Duran pero que logra transportar a sus lectores al Buenos Aires arrabalero de finales del siglo XIX. Un autor con un sello distintivo, una audaz combinación de géneros literarios que impregna sus obras.


Una de sus obras mas conocidas llegó en el 2011. Kryptonita, una novela donde los personajes del mundo de las historietas del universo DC, Superman, Batman, Flash, viven en Isidro Casanova. Esta novela no solo fue adaptada al cine, sino que también propició una serie de televisión. Fue ahí donde quedó en evidencia, sobre todo para aquellos que se acercaron a su obra por primera vez, que Oyola narra historias del conurbano bonaerense.


"Es un piropo que me digan "el escritor del conurbano'", confiesa Oyola a El Editor y aclara: "Lo prefiero mil veces a las aclaraciones que tenía que hacer en España de que no soy porteño. Sin ánimo de ser peleador con el porteño, es otra idiosincracia ser escritor bonaerense y, específicamente, del conurbano. Somos muy distintos del escritor que está en Villegas, en Carmen de Patagones, Bahía Blanca u otros lugares".


Sus novelas se han publicado en Latinoamérica, en Europa. Y, claro, surge la duda de como se ve, como se imaginan en otros países ese territorio donde habitan las historias del escritor. "Hacen la transposición enseguida. Un colombiano lo lleva a las comunas, los españoles al extrarradio de las ciudades y las chabolas, hacen esa lectura, siempre viendo los colores locales", dice el escritor y suma: "Entonces, estaba bien hacer la diferencia que no es lo mismo la Ciudad de Buenos Aires que el conurbano".


Santería, otra de sus novelas, sucede entre dos villas, la Puerto Apache y El Jabuti. Una tiene que ver con el territorio cercano a Puerto Madero, otra con Flores. De vuelta se cruzan los géneros, las referencias. Ahí hay brujería, pero también literatura. Hay historia y hay barrio. Personajes creíbles, códigos transmitidos de una boca a la otra. "Uno escribe de lo que le tocó conocer, por donde pateaste, aunque esté creando un escenario de ficción, una persona, un lugar, algo que viviste, lo prestas a la historia para que sea el asidero de la verdad. Y ahí iniciar la ficción", explica leo sobre cómo construye la novela.

"Cuando empecé a escribir Kryptonita era aburrido lo que hacía. Porque solo pensaba en el Superman de La Matanza. Nosotros tenemos una relación con los superhéroes, de El Eternauta en adelante, de un personaje colectivo. Y cuando traigo el universo DC para acá, donde me crié, ahí empieza a funcionar la cosa", reflexiona.


Lo creíble en lo increíble, aquello que mueve la ficción a los terrenos más cercanos del argentino, del habitante del conurbano. La última novela publicada de Oyola se llama Ultratumba, un texto carcelario, creado al calor de los talleres que el escritor da en los penales. Una cárcel de mujeres, una disputa entre facciones el día de visita de las familias y unas zombies que aparecen para correr el límite de los géneros.


"Ultratumba es una cárcel netamente argenta y los códigos de ficción carcelaria son tumberos pero nuestros. Y a la vez los zombies que propongo no son los populares de la televisión y el cine, muertos vivos radioactivos o que son de un proyecto militar, usó zombie vudú, religioso, vienen de la iglesia evangélica. Y esa diferencia es la credibilidad que hace funcionar a la historia".


Ese piropo que es llamarlo "Escritor del conurbano", Oyola lo lleva con mucha hidalguía. Cuenta que los españoles le pidieron que escribiera más neutro, con menos modismos locales, que pagaban en Euros. Pero que no le sale, no es lo mismo. "A mí me gusta romper en un momento el protocolo e irme con el público, porque ahí les escuchas expresiones, escuchas historias locales, y vos decís, hay algunas que son calcadas, tristemente calcadas. Vas a otra parte del mundo y también está eso, pero después están los localismos, que eso es lo más lindo", dice.


"A mí también me interesa mucho la oralidad, entonces no es lo mismo como utilizan un artículo frente a un nombre, incluso en diferentes provincias, pero también esa pertenencia, es entretenido, es una golosina para nosotros que nos dedicamos a laburar con la palabra y también el desafío y el cariño de retratarlo de esa forma y no buscando un gag cómico, no burlarse, sino de qué linda esa sonoridad es música, es también una canción pop como se habla en determinado lugar", reflexiona el escritor bonaerense.


Temas pop, títulos de canciones pop para contar otras historias. "Hace que la noche venga", un policial ambientado en 1939 durante la construcción de la línea D de subterráneo, es una canción de The police, que no tiene nada que ver con Sting.


Oyola lleva tatuado su barrio en el brazo. Lo lleva en la piel, en la palabra y vuelve a él para ver a su familia durante la semana. Cree que cuando la familia no esté, seguirá volviendo. Porque construye ficciones con ese espacio y con esas ficciones construye talleres literarios, ayudas a las escuelas y algunas cosas más. Un conurbano literario, accesible, querible, mítico y misterioso.

Un escritor de su tierra para su tierra.


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