Ciencia
El fantástico reino Fungi despierta interés en territorio bonaerense. Ocurre en el laboratorio y en la naturaleza. La producción de hongos comestibles y una mayor visibilidad de las especies silvestres son iniciativas que suman seguidores
Por: Fernando Fuentes
30 de diciembre de 2023
Eso de estar
solo, o aburrida, como un hongo ya no corre más. Es que estos organismos que
forman parte de un reino Fungi cultivan seguidores. Y en la provincia de Buenos
Aires entretienen en parques y laboratorios por igual.
"Los hongos pasaron de ser extrañas criaturas
que despertaban miedo, a tener un papel importante", señala a El Editor Edgardo
Albertó, investigador de CONICET y director del laboratorio de micología y
cultivo de hongos comestibles, en el Instituto Tecnológico de Chascomús,
(INTECH/ CONICET-UNSAM).
El experto cree que el cambio se debe a una
mayor disponibilidad y acceso a información en internet. Pero también ve a la
pandemia de COVID-19 como otro factor de peso para los hongos comestibles. "A
partir de allí, la gente se comenzó a preocupar un poco más por la calidad de
lo que consume", comenta.
Para Constanza Ranieri -doctora en ciencias biológicas e integrante del Instituto de Ecología y desarrollo sustentable (INEDES), en la Universidad Nacional de Luján- algunos documentales, como por ejemplo "Hongos fantásticos" en Netflix, también podrían estar detrás del boom fúngico.
Pero cree que
el fenómeno se inserta en "una tendencia mundial a conectarnos más con lo que
nos rodea. Y a optar por alimentos saludables y nutritivos que no tengan origen
animal y que no dañen el ambiente al generarlos". "Los hongos brindan respuestas
a esas inquietudes, y a muchas otras", señala la integrante de la Fundación
Hongos de Argentina para la Sustentabilidad.
Importantes en
la naturaleza y en los laboratorios
En los
ecosistemas los hongos son los grandes descomponedores. Transforman la materia
orgánica en elementos más simples para que puedan ser incorporadas por el resto
de los organismos. Y lo hacen mediante sustancias que pueden ser tan potentes
que degradan hasta la madera. "Así reciclan todo y sin su aporte la vida no
sería posible en este planeta", comenta Ranieri.
Albertó los
estudia y los produce en el laboratorio desde hace más de 30 años. Y el interés
de su grupo de investigación en el INTECH está puesto en aquellos que son
comestibles. Son distinguidos a nivel mundial por la identificación de especies
silvestres nunca antes cultivadas.
Las buscan en los bosques, o en las selvas y desarrollan
luego en el laboratorio todas las fases del cultivo. Ya dieron así con cinco
especies nuevas aptas para consumo.
Pero también investigan con hongos populares,
como la gírgola y la seta china, o shiitake. Lo que se proponen es facilitar a
los productores del país el cultivo de esas especies con valor comercial.
"Estos hongos crecen sobre madera y muchas de
las que se utilizan están en el hemisferio norte y no acá. Buscamos con
nuestras investigaciones que se puedan cultivar aquí, con los sustratos disponibles",
refiere Albertó.
El apoyo del INTECH a la producción local de
hongos comestibles también se ve reflejado en el desarrollo de inóculos para el
cultivo. "Le llamamos servicio de semilla y creo que con esto hemos sido uno de los motores que empujó
la producción en el país", comenta Albertó.
Arrancaron en 2003 y ya han vendido miles de kilos del insumo básico a productores de toda la Argentina. Además, han organizado numerosos congresos y convenciones para transferir el conocimiento obtenido en el laboratorio y de ese modo impulsar al sector.
Un paraíso de
hongos
"Vivo en Buenos
Aires y no hay muchos ambientes en donde observar hongos cerca de mi casa.
Conocí Necochea gracias a un amigo que vive allí y al ir al Parque Miguel Lillo
encontré un paraíso de hongos", comenta Ranieri.
Esa fascinación
la llevo a aceptar una invitación de la Secretaría de Turismo y Desarrollo
Productivo de la Municipalidad de Necochea. Buscaban poner cartelería
informativa y brindar visibilidad a las especies del reino Fungi presentes en
el parque. Nacía así, a fines de noviembre del año pasado, el "Sendero de hongos".
Se trata de una
interesante iniciativa, que incluye talleres presenciales. Ya ha logrado
acaparar la atención de numerosos visitantes. "Siempre es un placer viajar a
Necochea. A los talleres asisten muchísimas personas, más de cien por taller. Y
eso que muchas veces compite con un día de playa, pero igual vienen", se
sorprende Ranieri.
A los turistas,
se suman quienes residen en Necochea, o en ciudades cercanas como Azul, Tres
Arroyos, o Mar del Plata. "Se nota que es una comunidad que tiene conexión con
la naturaleza y mucho conocimiento. Por eso son tan ricos los intercambios de
saberes que ocurren en los encuentros", comenta la doctora en ciencias
biológicas.
Todo lo que
allí acontece puede ser seguido de cerca a través de la cuenta de Instagram
@hongosdenecochea. A modo de tip: Ranieri asegura que un buen momento para
encontrarse con un mayor número de hongos es en otoño. "Además, el 20 de abril
es el Día de la micología. ¡Y eso se festeja!", avisa.
Hay que visibilizarlos
y cuidarlos
Para Albertó es
primordial que el especialista en hongos conozca la biodiversidad fúngica de la
región que habita. A él le gusta uno denominado Cyptotrama
asprata. Pide disculpas por el nombre, pero "es un hongo muy bonito, pequeño, con
colores amarillos muy intensos. No se encuentra seguido y suele crecer sobre
maderas en descomposición".
Con su grupo de investigación del INTECH espera continuar
en el camino fructífero de la investigación y producción de hongos comestibles.
El elevado valor nutricional que tienen estas especies, con una alta calidad en
proteínas, y la necesidad que lleguen a un mayor número de consumidores, lo
justifica.
Pero también intentarán progresar en el
desarrollo de otras aplicaciones biotecnológicas. Aquí se incluye la producción
de biogás a partir de desechos de sustratos empleados en el cultivo de hongos.
O la identificación y el empleo de enzimas fúngicas en distintas aplicaciones
industriales. Sin dejar de lado, las contribuciones que los hongos podrían
tener en el emplumado de chacinados.
Ranieri en cambio se inclina por el hongo
polvera gigante. "Es blanco,
redondo, enorme y crece en anillos de brujas. Un espectáculo", sintetiza. A
ella le preocupa los escasos estudios que dan cuenta del estado de conservación
de los hongos existentes en la región. Es que con esos datos se podrían poner
en marcha mejores estrategias para cuidarlos.
En general las
principales amenazas para la biodiversidad de estas especies son el cambio
climático, la destrucción del hábitat, la contaminación ambiental, o la sobreexplotación
del recurso silvestre. Lo bueno, es que los hongos ya no están solos y está
claro que tampoco son aburridos.
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