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En el nombre de la unidad

CFK se plantó como garante de la unidad. Los límites serán amplios. Otra vez será "con todos". El intento por reflotar la concertación. Massa, los empresarios y el riesgo Macri.

Por: Agustín Alvarez Rey
26 de noviembre de 2022

Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires, dice el saber popular. Las listas se pueden armar en cualquier lado, pero se homologan en Buenos Aires. No fueron pocos los intendentes y referentes del interior del país que aprovecharon el acto que Cristina Fernández de Kirchner encabezó en La Plata para buscar definiciones sobre el 2023. El centro de las consultas fue el ex jefe de bloque de diputados del Frente de Todos y referente de La Cámpora, Máximo Kirchner.

Por ahora la consigna es "unidad y amplitud". Ambos objetivos ponen a prueba los armados locales que se resquebrajaron al ritmo de la interna nacional. La principal duda es hasta dónde tiene pensado estirar los límites el Frente de Todos. Quedó probado en la última elección legislativa, la unidad del peronismo ya no alcanza para ganar. Pero sin unidad, la derrota está asegurada.

Quizá la muestra de la elasticidad que buscará el Frente de Todos de cara a las próximas elecciones comience a quedar clara esta semana. Esmeralda Mitre, si cumple con lo estipulado, dará algunas entrevistas en la cuales confirmará que será precandidata a legisladora porteña. El acuerdo fue trabajado por el juez Daniel Llermanos. La actriz y accionista del diario La Nación se presentaría por el partido Igualar que hoy conduce Carmela Moreau.

El sello de la familia Moreau también intenta funcionar como una ambulancia para radicales desencantados. Algunos referentes sueñan con reflotar la concertación que empujó Néstor Kirchner para sumar a un sector del radicalismo. Por ahora no hay radicales de peso dispuesto a sumarse. La esperanza es lo último que se pierde.

El cronograma electoral del 2023 será intenso. Comenzará en abril y se extenderá como mínimo hasta octubre. La cuenta regresiva está en marcha. A menos de cinco meses de las primeras elecciones provinciales el kirchnerismo intenta sostener la unidad, designa armadores, mira encuestas y apela al que "florezcan mil flores".

Las presencias en las primeras filas del acto por el día de la militancia parecieron acompañar la decisión de CFK de ser la garante de una unidad bien amplia. Había ex funcionarios del actual Gobierno que se fueron de la gestión enfrentados con el Presidente, dirigentes sindicales de todas las centrales obreras, referentes de los movimientos sociales y un puñado de intendentes. Consultado por El Editor sobre los límites del armado, uno de los referentes territoriales de La Cámpora en el conurbano que lapidario: "Que sea lo que Cristina quiera".

La fricción creciente entre gobernadores e intendentes en algunas de las provincias donde gobierna el Frente de Todos es seguida con atención desde el Congreso. Nadie a esta altura confunde lo provincial con lo nacional. Ese "toma y daca" que irá subiendo de temperatura a lo largo del año depende del devenir económico. El dorso de las boletas de la unidad tiene un sello indeleble: en Massa confiamos.

La unidad es lo que se ve y lo que no se ve. Más allá de los hilos de la política. Más allá de la reconstrucción de puentes entre sectores del Peronismo y definir en qué lugares la unidad se sella con una PASO y en cuáles con lista única, la dimensión definitiva de la alianza la volverá a aportar Sergio Massa. No sólo porque el rol de frontman, si el éxito lo acompaña, lo habilitará a pelear lugares en cada distrito, sino porque en una elección que se presume reñida los empresarios podrían hacer la diferencia.

Hay una mano invisible que, más allá de CFK, terminará por ayudar a definir en términos concretos la elasticidad de la alianza. Massa es la llave. Porque en un escenario reñido la promesa de intendentes y gobernadores, sobre todo en el interior, no alcanza. Esa promesa debe tener como reaseguro el visto bueno de algunos de los grandes empresarios nacionales. El ministro de Economía sabe que en eso corre con ventaja. Buena parte de la burguesía nacional desconfía de todo lo que roza a Macri. Juran que no van a tropezar dos veces con la misma piedra.

La elección en la provincia de Buenos Aires cerrará el 2023 junto con los comicios nacionales. Los operados habituales del conurbano aseguran que no habrá novedad en el Peronismo. Será con todos adentro. Más allá de las tensiones y resquemores que hoy todavía existen, sostienen que la unidad goza de buena salud y que todo se terminará de ordenar sin mayores problemas cerca de los cierres de listas.

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