El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la titular del PRO, Patricia Bullrich, se muestran como contrafiguras de un partido político que, por primera vez desde su creación, tiene por delante el complejo desafío de no desmembrarse. La guerra interna es feroz. Y por más que se haya tomado la decisión de bajar el tenor de las declaraciones cruzadas, las pulsaciones aumentan en las bases.

Ante la indefinición del expresidente Mauricio Macri, y con la exgobernadora María Eugenia Vidal por debajo de la línea mínima para subirse a la pelea, el PRO hoy divide aguas entre el ala moderada del dirigente porteño y el sector más duro que representa la exministra de Seguridad de la Nación.

Así las cosas, Buenos Aires se muestra como el reflejo más fiel del cuadro electoral a nivel país: con representantes de todas las corrientes nacionales militando la Provincia. Cada uno con su estrategia marcada pero con el temor latente de que la grieta interna provoque más perdidas que las ganancias imaginadas ante el abanico de posibilidades.

El delfín de Larreta es el diputado Diego Santilli, quien llegó con el envión de haber ganado las elecciones del 2021. Un salto previo que lo puso de manera directa en la pelea por la gobernación. El exvicejefe de Gobierno porteño estaba tan confiado que tras la victoria dejó de caminar la Provincia. Y desde la vereda de enfrente se lo hicieron saber.

Con el correr de los meses comenzaron a florecer los rivales y hoy ya son cinco los precandidatos que tiene el PRO en PBA. El principal contendiente del "Colorado" es su compañero de banca, Cristian Ritondo, quien ubica a Vidal como su principal candidata a la presidencia. Pese a que ambos son amigos de hace varios años, y mucho tuvieron que ver con la primera victoria de Macri en CABA, su contienda por la gobernación está generando fricciones en los territorios.

Los intendentes tuvieron su reunión días atrás en Olavarría. Y el tema apareció. "Si no frenamos con el 'boqueo' se nos va a complicar. La gente está pifiando de enemigo y empieza a joder con la chiquita de romper carteles. Pero eso siempre termina mal", le cuenta a El Editor uno de los dirigentes que estuvo presente en el cónclave PRO.

Para graficar la situación basta con entender la dinámica con la que se mueven hoy ambos candidatos. Más allá de que las encuestas ubican arriba a Santilli, desde el ritondismo exponen que el delfín de Larreta "no tiene armado en el interior y que cada vez que tiene que bajar al territorio le ponemos un dirigente nuestro. Ya pasó en Miramar, con (Joaquín) Sánchez Charró y en Lincoln", sostiene un armador del presidente del bloque del PRO en la Cámara baja de la Nación.

Y añade: "En el interior no hay problema. A Cristian también lo recibió gente de Santilli, el tema es en el Conurbano. Cristian no te camina Quilmes con Martiniano (Molina). En el Conurbano la pelea es más intensa".

Tras concluir la gira de verano, Ritondo tiene por delante el objetivo de visitar 50 de los 135 distritos bonaerenses en un mes y medio. A razón de casi uno por día.

"El principal planteo es tratar de evitar una interna descarnada que llegue a los territorios y complique a los municipios donde ya se gobierna", asegura la mano derecha de uno de los intendentes más fuertes del PRO en la Provincia.

Y agrega: "Hoy contamos con un escenario de mucha virulencia. Se ve mucha animosidad en profundizar más las diferencias y se necesita alguna definición de arriba para ordenar. Cortar con la mala intención e ir, si es lo que sucede, a una interna ordenada".

Meses atrás la idea de una interna era descartada de antemano. Los posicionamientos, tanto de un lado de la grieta como del otro, coincidían. Ante todo se imponía el consenso. La resolución dentro de las cuatro paredes. Sin embargo, con el correr de las horas, la indefinición nacional fue ensanchando la distancia.

Y en eso mucho tiene que ver el rol de Macri. Sucede que el expresidente todavía no se decide en torno a qué hará. "Todo depende de lo que defina Mauricio. Si es candidato no habrá internas. Y él decidirá quién lo acompaña", le dice a este medio un hombre de confianza del intendentes de Lanús, Néstor Grindetti, otro de los candidatos que se anota en la carrera a la gobernación.

"Néstor está alineado con Mauricio. Siendo parte del macrismo duro y puro, pero entendiendo que si no se presenta, el PRO de la primera hora se va a alinear a Patricia".

Con este marco de fondo, los intendentes no arriesgan en apoyos. Y es así como hasta el momento son muy pocos los que expresaron su acompañamiento de manera pública. Del lado de Santilli, lo hicieron Ezequiel Galli (Olavarría), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Héctor Gay (Bahía Blanca); en favor de Ritondo, el jefe comunal de Azul (Hernán Bertellys), con quien el exministro de Seguridad bonaerense saldrá a pelearle el armado de la séptima sección a Galli; y Jorge Etcheverry (Lobos), fiel a Grindetti.

El resto, silencio. "Hay intendentes que van a orejear la carta y ver qué pasa. Es muy posible que los intendentes se cuelguen de la boleta nacional y se pueda generar un consenso para no ir a internas y en ese caso van a tratar de ser neutrales porque la boleta les sirve", aseguran desde el entorno del mandamás de Lanús.

Quien también tiene servido su venia es Jaime Méndez, de San Miguel, quien viene trabajando para el senador bonaerense y también precandidato a gobernador, Joaquín De la Torre. Tanto él como el intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel (otro de los aspirantes provinciales), son las espadas que tiene Bullrich en la Provincia. Ambos con un trabajo fino y claro: ser la cara más radicalizada del PRO con el firme objetivo de evitar la fuga de votos hacia los libertarios con un mensaje fuerte en seguridad y en reducción de impuestos y tasas.

"La estrategia de Joaquín es la misma, estar cerca de Patricia. Hoy se divide agenda: dos días en el interior y dos días en el Conurbano. De esos cuatro días, dos está con Patricia. Hasta ahora le funciona muy bien porque la tesis es que el candidato a gobernador no tracciona, tiene que acompañar ya que no hay cultura del corte. Mientras Bullrich crece, nos llevamos el arrastre", sostienen desde el riñón de delattorismo.

Con los cinco candidatos en carrera, el PRO hoy no consigue amalgamar las propuestas y el cierre de listas parece convertirse en un embudo sin salida. Lo cierto es que, hacia adentro, las bases de los candidatos de Ritondo, Grindetti, De la Torre e Iguacel caminan juntos. Mientras Santilli juega la personal con el confort de las encuestas que lo ponen como el más votado del partido amarillo. Habrá que si con el peso de los relevamientos alcanza.