Promesa eterna

Wayne Rooney fue un jugador inglés de principios de los 2000 que irrumpió como una de las grandes promesas del fútbol mundial. Tal es así que a los 20 años, la leyenda del Manchester United jugó la Eurocopa de 2004 y convirtió cuatro goles. Fue la competición internacional donde más tantos hizo con su Selección. Dos años después disputó su primer Mundial. Más allá de alguna que otra pincelada no fue una de sus mejores actuaciones. En cuartos de final, contra la Portugal de Cristiano Ronaldo, su compañero del Manchester United le pidió al árbitro Horacio Elizondo que lo expulsara por doble amarilla. El juez argentino así lo hizo. Rooney, el de los cachetes colorados, se quedaba sin patear en la ronda de penales y su Selección fue eliminada de la competencia mundialista. Wayne tendría revancha en los Mundiales recién en 2014 contra Uruguay. Allí marcó un golazo pero que no sirvió de nada porque la Celeste ganó ese partido y dejó afuera a los europeos.

Wayne Rooney.

Un crack que nunca tuvo compañía

Ian Rush fue un jugador galés que se convirtió en leyenda del Liverpool, siendo su tercer máximo goleador. Era un jugador de una gran gran eficacia dentro del área, de definiciones de calidad y mucha técnica. Como le pasó a Ryan Giggs en su momento, sufrió el hecho de ser un crack pero en un país sin jugadores que le puedan seguir el paso. Eso hizo que no pueda disputar nunca un Mundial ni Eurocopa aunque cerca de la Eurocopa 1992. Gales compartía el grupo con Alemania, la favorita, Bélgica y Luxemburgo y había lugar para uno solo. Ian ayudó para el primer triunfo contra los belgas al igual que contra Luxemburgo. En la cuarta fecha tras empatar con Bélgica, harían historia: Vencieron por primera vez a Alemania por 1 a 0 en Cardiff con gol de, obviamente, Ian Rush, y sorprendían al último campeón del mundo. Los galeses eran punteros y con un empate en Alemania clasificaban. Sin embargo, los teutones se tomaron revancha y trituraron a los galeses con un inapelable 4 a 1. Los dragones vencieron 1 a 0 a Luxemburgo pero no les alcanzaría.

Ian Rush