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Hurlingham, a la vanguardia de la nanotecnología para la salud

La administración de calor local, por medio de la terapia fototérmica, abre una puerta para dar con tratamientos más localizados en algunas enfermedades. Desde zona Oeste del Gran Buenos Aires, un grupo de investigación trabaja con nanotecnología para lograrlo

Por: Fernando Fuentes
29 de julio de 2023

"Dame el poder de producir fiebre y curaré todas las enfermedades", pedía el filósofo griego Parménides de Elea, hace ya varios siglos. Es que la elevación de la temperatura corporal por encima del rango normal constituye un preciado mecanismo de defensa contra patologías infecciosas o tumorales. En la fiebre entran en juego agentes, conocidos como pirógenos, que delatan a los invasores que los transportan. Pero también participan una serie de mediadores que se especializan en hacer llegar el mensaje directamente al centro termorregulador del hipotálamo. Desde ese sitio de la anatomía cerebral, se orquesta una respuesta, que incluye el refuerzo de la actividad del sistema inmune.


Ana Sanguinetti, licenciada en biotecnología y becaria Conicet. Foto: Silvana Colombo.


Pero es cierto que la activación de todo ese engranaje se padece. Atento a ello, en laboratorios del mundo una línea de investigación en nanotecnología busca administrar calor de manera local. Directamente en el blanco y sin tantos efectos colaterales para todo el sistema. El griego Parménides nunca se animó a soñar tanto.

Se trata de una terapia fototérmica, aunque Jorge Montanari, director del Laboratorio de Nanosistemas de Aplicación Biotecnológica (LANSAB), en la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR), prefiere llamarla "nanofiebre". Montanari, investigador de CONICET y referente de la nanotecnología argentina, explica a El Editor que la técnica de "la nanofiebre consiste en utilizar estructuras nanométricas, que al ser expuestas a luz visible generan calor localizado". Y agrega que se busca "aprovechar ese calor para lograr un efecto terapéutico, como por ejemplo matar células cancerosas o parásitos".

Jorge Montanari, director del LANSAB junto al equipo de investigadores. Fotos: Silvana Colombo.


El potencial de la yerba mate

La nanotecnología es una disciplina científica que intenta brindar soluciones a los grandes problemas que aquejan al planeta. Las aplicaciones que allí se generan ya impactan en cuestiones tan diversas como: la salud humana, el cuidado del ambiente, la producción de energía, o el agro. Se trata de un área multidisciplinaria en la que convergen expertos y expertas en física, química, biotecnología, o ciencias de la salud. El gran motor suele ser la curiosidad por descubrir un nuevo mundo, aquel que se rige por la nanoescala. Cabe recordar que un nanómetro (nm) equivale a la millonésima parte de un milímetro. Y que los materiales que habitan el "mundo Nano" tienen solamente entre 1 nm a 100 nm.


Martín Lemos Vilches, becario doctoral. Foto: Silvana Colombo.


Pero lo que sorprende de ellos, no es tanto el tamaño, sino las nuevas propiedades que poseen. Montanari trabaja principalmente en el laboratorio de la UNAHUR con puntos cuánticos de carbono. Se trata de estructuras nanométricas, que se forman a través de fuentes de carbono naturales. "Nosotros estamos utilizando jugo de frutas, hojas verdes, y hasta yerba mate usada, para generarlas", comenta Montanari. Y refiere que "el fenómeno de conversión de luz en calor es consecuencia del tamaño nano. Este material no puede hacer con la luz lo mismo que hacen objetos mayores para sacarse de encima la energía absorbida, como por ejemplo reflejarla".

El investigador se encuentra ahora en la puesta a punto de un área de cultivo de células. Eso permitirá continuar el camino de experimentación "in vitro" que ya ha recorrido. Con su grupo de investigación, intentará delimitar mejor la dosis necesaria de nanoobjetos, además de la intensidad y el tiempo óptimo de exposición a la luz para producir calor local. "Dirijo a una becaria y un becario que hacen su doctorado en estos temas y también a un investigador del primer escalafón de CONICET. Ellos son quienes están más tiempo en la mesada con estos experimentos, porque están poniendo a punto la síntesis de los nanoobjetos y su caracterización físicoquímica", expresa Montanari.



Jorge Montanari y Natalia Calienni, directores de LANSAB en la UNAHUR. Fotos: Silvana Colombo.


Se puede y debe investigar en terapia fototérmica

La "nanofiebre" se encuentra en distintos países en fases preclínicas de investigación. Pero el área emerge como promisoria para el desarrollo de tratamientos más localizados y menos tóxicos. Por ejemplo, en el ámbito de la oncología sería factible usarla en combinación con quimioterapias, o como reemplazo de algunas de ellas. Es que varias investigaciones han demostrado su capacidad para destruir células tumorales. La posibilidad de direccionar las nanopartículas hacia un cáncer, o la acumulación en el interior de tumores, despiertan interés. Para Montanari, a nivel global se necesitan esfuerzos que permitan traspasar escollos y lograr investigaciones más avanzadas en pacientes.

Ante la consulta de El Editor acerca de si resulta factible dedicarse a este tópico en el contexto local, el investigador responde: "Claro que sí, claro que se puede y debe hacerse" y menciona que "se tiene a favor la formación de excelencia de nuestro sistema universitario, y las políticas de ciencia y tecnología que actúan como fomento". Pero cree que a la vez falta mucho. Resalta que todavía existen dificultades "que son propias y mejorables con decisión política, otras que se agudizan en la coyuntura económica, y algunas que se deben a problemas de la ciencia global".

Según Montanari, el LANSAB creció muy rápidamente. "Hace dos años éramos dos personas con un par de notebooks en un escritorio, y ahora estamos a full, todavía incrementando recursos humanos". En el horizonte aparecen algunas colaboraciones internacionales, que lo tendrán en septiembre en Praga, para trabajar en un instituto de la Academia Checa de Ciencias. Luego, en octubre, será el momento de recibir a los investigadores checos en Hurlingham. "La clave está en nunca rendirse e ir para adelante. Hasta ahora, nos ha ido muy bien", dice el científico.

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