Ingeniería Aeroespacial: La carrera que cambió de nombre y generó un boom a pesar de sus 70 años de historia

Semanas atrás fue noticia la titulación del primer Ingeniero Aeroespacial Argentino. David Williams Roger, se recibió en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El primero en obtener el título, pero es parte de una carrera que tiene una historia de más de 70 años. Para conocer al respecto conversamos con Julio Marañón Di Leo, director del Departamento de Aeronáutica, Facultad de Ingeniería, UNLP.

4 de agosto de 2022

Semanas atrás fue noticia la titulación del primer Ingeniero Aeroespacial Argentino. David Williams Roger, se recibió en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). El primero en obtener el título, pero es parte de una carrera que tiene una historia de más de 70 años. Para conocer al respecto conversamos con Julio Marañón Di Leo, director del Departamento de Aeronáutica, Facultad de Ingeniería, UNLP.

"La carrera cambió de nombre, de Ingeniería Aeronáutica a Ingeniería Aeroespacial", comenzó contando Julio. Y continuó, "Se inició en 1943, con el nombre de Ingeniería Aeronáutica porque era el nombre que el ministerio aceptaba. Sin embargo, el plan de la carrera siempre estuvo orientado a lo que era lo aeroespacial". "El nombre cambió, pero la carrera sigue siendo la misma", afirmó el docente.

Marañón Di Leo, contó que la carrera "tiene como incumbencia todo lo que se refiere al diseño, cálculo, proyecto de vehículos que se mueven en la atmósfera y el espacio". Tiene que ver con las actividades reservadas de la carrera, aspectos donde los ingenieros de estas ramas tienen injerencia "respecto a la seguridad de las personas. El título permite que solamente un Ingeniero sea el habilitado para certificar, firmar mantenimiento de aeronaves o vehículos, diseñar, proyectar y calcular los vehículos. Todos esos aspectos que hacen al vehículo en forma general. Por ejemplo, el responsable del mantenimiento en una línea aérea es un ingeniero aeronáutico".

"El nombre Aeroespacial, en esta época de una proyección de la industria privada en el ámbito espacial, generó una expectativa respecto a la carrera. Desde 2018, prácticamente se duplicó el número de inscriptos por el simple hecho de haber cambiado el nombre", explicó Julio.

El primer estudiante en finalizar la carrera con el cambio de nombre, generó el impacto. Empero, como dijo el director "las materias obligatorias son las mismas, algunas cambiaron su nombre. Y se agregaron materias optativas, algunas con nombres más específicos a lo aeroespacial".

Julio especificó la salida laboral que tienen, considerando que en los 80 y 90 era mucho más restringida que ahora, Marañón relató: "podemos hacer actividades vinculadas con la operación, mantenimiento, desarrollo de actividades de las líneas aéreas. En el país muchos trabajan en la actividad aeroportuaria, en relación con las Aeroestaciones del país. Con el boom espacial, en cuanto a construcción, desarrollo, diseño y puesta en órbita de satélites aparecieron varias empresas en la región y en el país, que trabajan sobre el desarrollo de satélites".

Por ejemplo, David, trabaja en el desarrollo de un nanosatélite. "Son satélites de investigación, de tamaño pequeño. Una tecnología furor por el bajo costo de lanzamiento, y permite desarrollar distintas actividades", desarrolló Julio. También mencionó "hay satélites como SAOCOM 1A y 1B, desarrollados en el país y lanzados al espacio, que realizan tareas de investigación sobre el suelo, estimación climática, incendios forestales o inundaciones se pueden monitorear con estos satélites".

Siguiendo con las posibilidades laborales, Julio contó que también pueden trabajar en industrias que no están directamente vinculadas, como la metalmecánica, automotriz, petróleo, siderúrgica.

La carrera local tiene amplio reconocimiento internacional. Y recordó "uno de los primeros egresados de la carrera trabajó en la NASA, en la misión Apolo".

Contó que el Departamento de la UNLP tiene proyectos propios, como el caso de Williams y el nanosatélite, así como variados tipos de trabajos en lo que "respecta a la instrumentación de vehículos eléctricos, como ómnibus, o desarrollo de baterías de litio".

"El desarrollo aeronáutico y aeroespacial en Argentina, tiene mucho tiempo". "Vivimos en constante expansión, dentro de lo que podemos" agregó Julio. "Ahora tiene un resurgimiento el proyecto Tronador 2. Acá se ensambló un demostrador experimental que se lanzó y se logró hacer un vuelo completo, es decir que tenemos un desarrollo bastante importante"

"Ante cualquier adversidad, seguimos progresando." El departamento creció porque los ingresos que se generan a través de los proyectos, se reinvierten en infraestructura y equipos, explicó el director.

Julio Marañón Di Leo, es parte del departamento desde 1997, inició la carrera en 1984. Vivió el proceso de conversión. Por ello puedo contar como mucho de lo hecho, está logrado por dinero generado por los propios proyectos, así como por la participación de profesores y alumnos que hasta dedicaron su tiempo a poner pisos, pintar aulas, etcétera. "Esto es una evidencia de que las cosas se pueden lograr si hay interés y apoyo", dijo.

"Nos llaman la familia aeronáutica, porque trabajamos así", cerró el docente. "No se hace de un día para otro, se hace con el esfuerzo de todos y trabajando en conjunto".


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