La ola del escándalo que tiene como protagonista al intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia, Martín Insaurralde, modificó el contexto de la campaña política. Con el tema al tope de la agenda mediática la incertidumbre sumó un detalle más para extenderse por principal distrito electoral del país.

"No vamos a llegar a medirlo de manera fehaciente", explica, en referencia a como puede impactar en el proceso electoral las causas que empiezan a tramitar en los juzgados contra Insaurralde, un asesor de uno de los hombres fuertes del gobierno de Axel Kicillof a El Editor.

"No va a tener un impacto positivo", sentenció Carlos Bianco, jefe de asesores de Axel Kicillof, pero advirtió que el "yategate" no desviará la campaña del gobernador que va por la reelección.

Pero claro, es la historia y el contexto. Es el gobernador y sus rivales. Es el peronismo de pie contra un Juntos por el Cambio que se desarma y pierde su razón de ser.

En un contexto convulsionado la sola presencia de La Libertad Avanza adentro del cuarto oscuro aparece con un bálsamo para el peronismo bonaerense. La lógica libertaria no sólo divide electoralmente a la oposición en dos, sino que hace estragos dentro de Juntos por le Cambio.

Las dudas de la UCR y la fractura de Juntos por el Cambio

La baja de Juntos en las encuestas volvió a poner en evidencia las diferencias existentes entre las fuerzas que componen el frente opositor. Sobre todo, en relación al PRO y la UCR. La tensión es evidente y forma parte de la charla cotidiana con cualquier dirigente de un lado o del otro. Sin embargo, quienes se muestren más preocupados con la situación son los radicales. Y, en ese marco, el gobernador Axel Kicillof pasó de ser una opción impensada a una necesidad.

Desde un sector interno del partido centenario consideran que la candidata presidencial, Patricia Bullrich, deshecha a diario el esfuerzo realizado en los últimos cuatro años como oposición. Y la bronca tiene un destinatario interno: Maximiliano Abad, el presidente del comité provincial de la UCR y candidato a senador nacional.

Hay dirigentes del radicalismo bonaerense que hoy sienten que se los arreó hacia un escenario que podría tener el peor de los finales en caso de no lograr subirse al segundo puesto en la nacional, para poder dar la batalla contra Javier Milei en un balotaje, y perder la pelea provincial que encabeza el tándem de Néstor Grindetti y el titular del Foro de intendentes radicales, Miguel Fernández.

"El empuje a Bullrich se lo dio la UCR. Sobre todo desde Buenos Aires. Los intendentes hicimos una campaña a medida, pero dentro de la mala hay una peor: apoyar a alguien que no te cierra porque era jugar a ganador", le dice a El Editor un jefe comunal del interior bonaerense.

"(Horacio) Larreta estaba arriba en la interna PRO hasta que nosotros nos subimos. Hubo un trabajo muy fino de convencimiento de parte de Maxi (Abad). Y pese a muchos teníamos dudas, avanzamos", asegura la misma fuente. Y aclara: "No creo que haya sido un error, para nada. Pero los bonaerenses nos están diciendo otra cosa". Es por esto que no llamó la atención que en las últimas semanas algunos jefes comunales y dirigentes territoriales boinas blancas optaron por hacer público sus elogios a la gestión de Kicillof.

La estrategia del gobernador de mantener activo el cruce con las caras de la oposición, la otra personificada a nivel local por Carolina Píparo, dio sus frutos. A tal nivel que los dos pujan por sacarle rédito al escándalo mediático que tiene como protagonista al ahora exjefe de Gabinete, Martín Insaurralde, luego de que se viralizaran fotos y videos íntimos en un yate en Marbella junto a una modelo.

Subibaja

Son muchos los que creen que así como fue la propia Bullrich quien elevó la candidatura de Grindetti hoy es la misma aspirante nacional quien podría bajar al lanusense en su intento por arrebatarle la elección al gobernador. Y, de esa manera, terminar con la ilusión que tienen varios de poder pegar el salto al ejecutivo provincial. Esa es la promesa.

Hoy parte del radicalismo se siente afuera y es por esto que Kicillof refuerza la bajada de línea para que los intendentes busquen el apoyo local de aquellos referentes de ese espacio que no se sientan parte y los convoquen a sumarse. "Los usan para sacarse una foto y después no los tienen en cuenta", manifestó el jefe comunal de Villa Gesell, Gustavo Barrera.

Lo que sucedió en Exaltación de la Cruz no es un dato menor. El intendente, Diego Nanni, se ganó el respaldo del comité local encabezado por Iván Gambra, quien le brindó su apoyo y aseguró que "intentamos formar parte productivamente con trabajo, de la gestión de Diego y sin dejar de ser radicales".

Como era de esperar, su posición generó la reacción del PRO local en la voz de su candidato a intendente, Raúl Sancho que salió con los tapones de punta: "Lo que hay en la UCR es un grupo de mercenarios que gracias al apoyo del intendente lograron echar a los radicales de la UCR", y culpó a la UCR nacional de lo ocurrido.

La lectura que hacen desde el ejecutivo provincial es que "a los radicales no les gusta la bajada de Bullrich, se metieron ahí con las promesas para muchos que siempre favorecen a pocos", le dice a El Editor un funcionario provincial. La bajada es clara: apelar a los riesgos que corre hoy la democracia.

Kicillof tiene en claro que hay un radicalismo que apoyó a la dupla Larreta-Morales en la Nación y a Santilli-Posse en la Provincia que ven a Bullrich como un límite que no quieren traspasar. A su vez, el radicalismo que juega como oposición partidaria a nivel bonaerense hace su propio juego. Y, por más que en la foto se muestre adentro de la coalición, no sale a militar más allá de los candidatos territoriales propios.