¿Se puede ganar la elección nacional sin ganar la elección en la provincia de Buenos Aires? ¿Se puede ganar la provincia de Buenos Aires y perder la Nación? Casi todo es posible en la política argentina y más si se tiene en cuenta las distintas legislaciones electorales. Sin embargo, tener buenos números en el territorio bonaerense aviva la llama de una buena elección a nivel nacional.

La consultora Proyección de Manuel Zunino difundió esta semana su último estudio de opinión pública. Se centró sólo en la provincia de Buenos Aires. Los números parecen lógicos. La esperanza del Frente de Todos se sostiene sobre el candil que se enciende en el distrito más poblado de la argentina, por lo tanto el de más peso electoral.

El estudio marca con una pregunta cerrada que si las elecciones a gobernador en la provincia de Buenos Aires fueran hoy el 39,6 por ciento votaría por el Frente de Todos, el 28,2 lo haría por Juntos por el Cambio y el 11,2 por los libertarios. En tanto, cuando se trata de candidatos y no de espacios la diferencia se estira un poco: el 36 por ciento votaría por Kicillof y el 24,7 por Diego Santilli y el 16,1 por José Luis Espert.

La imagen no es todo, pero como ayuda. Si bien los consultores coinciden en que es uno de los ítems que se puede modificar con facilidad en la opinión pública, la cercanía con el proceso electoral hace que esa percepción también empiece a importar. Con una mirada ya nacional, pero siempre desde la provincia de Buenos Aires, la consultora Proyección muestra que los dirigentes del Frente de Todos con mayor imagen positiva en la provincia de Buenos son Sergio Massa, Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof, en ese orden. En tanto que en el conglomerado opositor el podio lo ocupan Larreta, Santilli, Randazzo. Tanto Mauricio Macri como Alberto Fernández están bien lejos de los primeros puestos.

Se sabe, los números que reflejan las encuestas no son exactos. Los estudios no vaticinan resultados exactos, pero sí pueden mostrar algunas líneas claras en lo que al comportamiento del electorado se refiere. Los datos que deja esta encuesta, como algunas otras que ya circulan, parecen decir que el argentino perdona todo menos las excusas. Todo pasa, diría Don Julio Grondona, menos el "quise y no pude". La factura a Macri y a Alberto Fernández tiene el mismo detalle. El monto se cuenta en votos y lo que se cobra es la traición a un electorado, o mejor dicho lo que se paga es el precio de la o el votante que se autopercibe traicionado. Un contrato electoral roto pesa más que cualquier otro ítem.

Dentro de esa lógica, que aparece explicitada detrás de los números, se mueve tanto el kirchnerismo como el entorno de Larreta. Las internas se explican por los egos, la ambición, pero también por los números. Ningún espacio se suicida.

El kirchnerismo ya está en marcha. Habrá reunión en La Costa en febrero para terminar de delinear el armado electoral nacional y bonaerense. En el golpe por golpe que será distrito por distrito el kirchnerismo se siente seguro. No tiene casi rival de peso. Un acuerdo con el massismo bastará para sosegar cualquier reclamo en nombre de Alberto Fernández.

En Juntos por el Cambio el mapa se ve al revés, de lo nacional a lo provincial. El principal espacio opositor no cuenta con un candidato potente en la provincia de Buenos Aires. Depende del arrastre nacional y de cuanto se puede porteñizar el voto conurbano. Por ahora es más Santilli que Ritondo, salvo que Facundo Manes se decida a jugar en ese territorio.