Cultura
La salud mental de la población amenazada por una toxicidad, que es prexistente, pero se vuelve más profunda en estos tiempos de crisis. En ese marco, el rol de la comunicación del oficialismo abre un nuevo escenario
Por: Horacio Marmurek
2 de marzo de 2024
Es tan particular el uso de X por parte de Milei y tanto el debate generado que un usuario de la red decidió generar un pagina web llamada "Cuantos tweets likeó nuestro presidente hoy?". La dirección de la misma, https://milei.nulo.in muestra un sencillo grafico donde se aprecia en tres colores cuantos tweets, retweets y likes dio en una linea temporal de 24 horas. Se estima las horas que le dedicó, se arma un ranking de los mas likeados y un listado de como fue la semana en números.
Su creador usa el alias @esoesnulo y consultado por El Editor explicó porqué creó este espacio en la red. "Lo desarrollé porque vi que se estaba hablando el tema del uso de Twitter del presidente y me pareció interesante mostrarlo con datos. Prefiero no dar opiniones sobre el la situación social y cultural porque no conozco del tema".
La dimensión de los movimientos en redes generan un nuevo sistema de comunicación pública. Un camino intervenido por lo digital y lo físico que pierden distancia y genera cierto estado de alerta que se enfoca en todos los espacios.
Mientras, en otros países se discute la importancia del cuidado de la salud mental frente al uso intensivo de las redes sociales, Argentina está inmersa en una dinámica donde todo entra y sale en loop de lo virtual a lo real.
Martin Becerra, investigador del Conicet, profesor en la UBA y en la Universidad de Quilmes, recientemente llevo adelante una investigación para Amnistia Internacional sobre el daño que Tik Tok tenia en la salud mental de sus usuarios.
Frente a la consulta de este medio sobre los efectos que tiene la comunicación presidencial para la sociedad argentina responde: "La hiperactividad de Milei en redes sociodigitales contrasta con los resultados de su gestión de gobierno. Son un esfuerzo de distracción, maquillaje retórico y encuadre ideológico constantes para delegar la responsabilidad de los efectos catastróficos de sus políticas en otras fuerzas (gobiernos anteriores) políticas y sociales".
"Dedica varias horas al día a respaldar opiniones y, en algunos casos, información sobre su gobierno de cuentas privadas en Twitter (X), lo que constituye una suerte de tercerización de las comunicaciones por fuera de toda institucionalidad. A su vez, algunas de esas cuentas tienen nombres de fantasía pero están claramente encolumnadas en la militancia digital de la derecha radicalizada. Milei contribuye, de este modo, a incrementar el carácter que muchos usuarios de redes sociodigitales califican como "tóxico" y que es básicamente polarizante al extremo".
La salud mental de la población amenazada por una toxicidad, que es prexistente, pero que se profundiza en tiempos de crisis y que fustigada desde la dinámica de comunicación del Poder Ejecutivo abren un nuevo escenario.
Tomás Balmaceda doctor en filosofía, profesor universitario e investigador del mundo digital brinda algunas ideas para cuidarnos en este tiempo. "Me parece central abandonar la distinción 'virtual versus real' con la que diferenciamos lo que hacemos en redes sociales y lo que sucede en nuestra vida cotidiana. Contraponerlo a "real" da la idea de que lo virtual no es real y eso no es cierto".
"Invito a comenzar a hablar de 'virtual vs. analógico' y entender que lo que sucede en espacios digitales es tan real como un insulto en la calle o un hostigamiento a la salida de un partido", explica Balmaceda y agrega: "Creo que lo importante es controlar nuestra "dieta" digital. Así como a muchos nos gustaría vivir comiendo papas fritas y hamburguesas, lo cierto es que no es bueno para nuestra salud. Debemos mirar de igual manera nuestros consumos digitales: ¿cuánto tiempo paso en redes? ¿a quiénes leo? ¿quién me pude escribir en Whatsapp? ¿a qué hora? Establecer límites de tiempo y fuentes de consumo nos reducirá la exposición a contenido negativo y potencialmente perturbador."
En ese contexto Balmaceda sugiere: "Es necesario entender a qué personas, medios y páginas queremos seguir. No se trata de hacernos 'un diario de Yrigoyen 2.0', pero sí premiar a quienes informar con honestidad y sin sensacionalismo y a quienes no alarman sin motivo".
Lucia Fainboim, consultora especialista en ciudadania, bienestar y crianza digital aporta un diagnostico sobre cómo se construye una población que se deja llevar por su sentido de pertenencia ideológico, su sesgo de confirmación y se abandona la búsqueda de la verdad por "tener la razón" aunque sea mentira.
La especialista señala que "la reflexión sobre los hechos, la profundización de los mismos, es casi un movimiento revolucionario que hay que ejercitar. Sobre todo en noticias que nos damos cuenta que están tocando una fibra importante, ahí vale la pena hacer este acto hoy casi revolucionario que es tomarse un tiempo para analizar, no hacer cinco cosas al mismo tiempo, estar tranquilos, leer, leer como toman las noticias otras personas y no entrar en discusiones con quienes solo buscan polarizar".
Pensar antes de dar like, reuit o contestar un posteo parece que pueden ser el camino a la salud mental y a una revolución en el futuro.
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Cerca de una decena de legisladores podría abandonar la bancada amarilla y sumarse a LLA o armar un bloque apéndice del oficialismo.