Sociedad
Un clásico argentino que une generaciones. Historias sobre ruedas. Los encuentros para celebrarlo.
Por: Migue Fernández
30 de septiembre de 2023
La sociedad argentina sabe de pasiones y es intensa la que se vive con el Torino. Un auto que fue ilustre representante de la industria nacional, pese a que hace más de cuatro décadas que no se fabrica el país, por lo que cada ejemplar es motivo de orgullo para quien lo tiene y de admiración para quien comparte el sentimiento fierrero. Unos y otros forman una vasta comunidad de entusiastas dedicados a celebrarlo.
Hay algo en el "Toro" que lo distingue de cualquier otro vehículo, sea clásico o no, y es lo que une a su gente. De por sí es un emblema de nuestra ingeniería automotriz, que fue innovador en términos de tecnología, diseño y mecánica, con logros deportivos que contribuyeron al mito. Pero además hay un combustible emocional muy presente, es un auto que unió generaciones.
"Yo me subo y vuelvo a tener 20 años. Ponerlo en marcha es como renacer", describe Daniel Corsetti (58), presidente del Club Argentino de Vehículos Clásicos. En diálogo con El Editor cuenta que compró su primer Torino durante el Gobierno de Alfonsín en 1983, después de firmar 100 pagarés. Aclara que fue el primero de Billinghurst, su barrio en San Martín.
"Ese fue el auto que me enamoró. Lloré cuando lo vendí. Y que me motivó a comprar y armar otro", se sincera. Tiempo después pudo concretar ese sueño. A lo largo de cuatro años restauró una segunda máquina, acompañado de su hijo. La dejó como quiso. Hoy, su Coupé ZX 80 roja acapara las miradas y fotos en cualquier encuentro.
El legado familiar, paterno, se reitera entre muchos de los que integran las agrupaciones. "Mi historia es la de muchos, heredé la pasión de mi papá", cuenta Claudio "Chueco" Ugalde (51), quien está al frente de Torineros Cardales. Creció haciendo trompos arriba de un "Toro" y no paró hasta tener el suyo propio.
"El Torino lo uso para disfrutar", explica a este medio. La diferencia la marca con "el plástico", como le dicen al auto familiar. Al igual que otros, tiene un vehículo para el uso diario. Pero al clásico se lo saca a la calle para lo importante, para lo que "llena el alma".
Lo sentimental es algo que tiene muy presente Andrea Saavedra (42), enfermera que se desempeña como administradora de los grupos "Torineras Argentinas" y "Pasión por el Torino" en Facebook. Única hija mujer de una familia de amantes del fierro, que aprendió a manejar arriba de uno a los 14.
"A veces nos encontramos en los eventos de autos y es emocionante escuchar las historias de cada uno, porque nos pasaron a todos", comenta consultada por El Editor. La pasión heredada, la máquina como símbolo del vínculo con un ser querido.
El gran auto argentino dejó de fabricarse en 1981, cuando un 14 de diciembre salió de la línea de montaje el último ejemplar de su especie. Cerca de 100 mil unidades se produjeron desde su aparición en 1966, apenas quince años le bastaron al modelo para hacer historia.
El Torino, de Argentina al mundo
Un ícono de producción, ingeniería y talento nacional, también dejó su huella en materia de automovilismo mundial. La máxima hazaña deportiva del Torino tuvo dirección de Juan Manuel Fangio en las "84 horas de Nürburgring", una carrera de resistencia en la que se midió y superó a los grandes de Europa.
Más allá de las proezas en las pistas, los torineros destacan otros valores dentro de la comunidad. Comparten su pasión y las necesidades vinculadas al cuidado del auto. Hay mecánicos y chapistas que integran las agrupaciones, siempre con alguna respuesta o consejo para acompañar cualquier proceso de restauración. Pero el fierro no lo es todo. El corazón en la máquina.
Gustavo Zanardi (49) es mecánico automotriz, integra Torineros Cardales y tuvo nueve "Toros" a lo largo de su vida. Tiene su taller y se considera un afortunado por trabajar de lo que le gusta. Pero a la hora del encuentro, el coche pasa a un segundo plano. "Soy un agradecido al auto porque gracias a él conocí a gente hermosa. La idea es compartir el momento con ellos, con familia y amigos", cuenta a El Editor.
Los encuentros tienen distintas frecuencias y cantidad de participantes. En "Torineros Ituzaingó" son 14 que se juntan el último domingo de cada mes, "para compartir una tarde agradable en familia exponiendo los Torinos y organizando salidas a próximos eventos". Quien lo cuenta a El Editor es Rubén Ucha (71), referente del grupo que desde muy chico vive la pasión por el auto.
Todos destacan al grupo humano, amigos que comparten un sentimiento. "Nos juntamos a disfrutar del fierro, comer asado y rutear", dice el "Chueco" Ugalde, que considera que todos son iguales, más allá del auto que se tenga o del estado en que esté. "Lo que me interesa es que compartan el sentimiento conmigo. El corazón está en la gente, no en el auto", agrega Daniel Corsetti.
Días atrás, Torineros Cardales organizó un encuentro multimarca en Plaza Mitre del que participaron 480 autos. Se abrió la convocatoria a otros fierros, después de todo lo que importa es el encuentro de almas. Y continuar el legado familiar, lo que hicieron padres y abuelos. La vieja escuela, que encontró una forma de ser y de conectar a partir de una pieza de brillante ingeniería local.
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