El jefe de Gobierno porteño no desdoblará las elecciones porteñas y busca atar la suerte del distrito capitalino a su candidatura presidencial.

El jefe de Gobierno no repetirá la estrategia de Mauricio Macri en 2015. En ese momento el líder del PRO priorizó llegar con un triunfo para seducir a los votantes que no terminaban de confiar en su liderazgo. Marcos Peña y Jaime Durán Barba entendían que la mejor opción era mostrar solidez en el distrito insignia del partido amarillo e intentar que la ola se extendiera al resto del país. Para llegar "competitivo" a las PASO de agosto de 2015, Macri debió empujar a su entonces delfín en el mano a mano con Gabriela Michetti. El apoyo a Larreta se hizo más evidente en las últimas semanas y sirvió para decidir el pleito en unos comicios donde debutó la boleta electrónica en la Ciudad.

En la primera vuelta de julio Larreta le sacó casi 20 puntos a Lousteau, pero igual debió ir a un balotaje que casi pulveriza las ilusiones del actual alcalde porteño, pero sobre todo las de Macri. Tres puntos separaron a los rivales. El ajustado margen no impidió que el PRO sacara a la cancha todo su cotillón al escenario de Costa Salguero, aún con la elección atragantada.

En 2019 la historia fue diferente: Macri necesitaba sumar todos los votos posibles a su candidatura presidencial y Larreta sabía que tenía pocas posibilidades de ser derrotado en su distrito. Por eso los comicios se celebraron de modo simultáneo.

"Hoy nadie habla de desdoblar", confió a El Editor una fuente porteña que sigue de cerca la maquinaria electoral del PRO, hoy en poder de Larreta. El jefe de Gobierno debe convocar a los ciudadanos con 120 días de anticipación para las primarias.

Las PASO nacionales se realizan el segundo fin de semana de agosto, por eso en la Ciudad hay tiempo para convocarlas hasta abril de 2023. Si hay desdoblamiento el llamado porteño debería llegar en marzo para que no queden pegadas a las generales. Casualidad o no, Macri puso a ese mes como plazo para definir su candidatura presidencial.

Los padrones deberían estar listos con una antelación de 180 días antes de los comicios porteños: si se vota en julio, el gobierno necesita presentarlos en enero, un período del año en el que la mayor parte de la administración pública capitalina está de vacaciones.

Pero hay un factor mucho más importante que indica la voluntad de Larreta de superponer los comicios porteños a los nacionales.

Se trata del Presupuesto 2023. Allí no hay ninguna partida especial destinada para las elecciones. Es cierto que el jefe de Gobierno tiene la potestad de reasignar dinero, pero solamente está prevista la suma que se utilizará para el padrón de extranjeros.

Aquellas personas que no son ciudadanas argentinas no pueden votar en elecciones nacionales y solo eligen a las autoridades locales.

Es por eso que el presupuesto nacional no contempla recursos para los electores extranjeros y son los gobiernos provinciales quienes deben hacerse cargo de cubrir ese gasto. Todo el resto corre por cuenta de Nación.