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Los tres Favios

Florencia Halfon, autora del libro Favio Vigente, nos sumerge en la vida de Leonardo Favio. A través de sus recuerdos, testimonios. Una investigación profunda que nos adentra en los distintos aspectos de la vida y obra del director de cine. Desde su infancia hasta convertirse en una figura icónica de la cultura argentina

Por: Gisela Busaniche
3 de junio de 2023

- ¿Con cuántos Favios te encontraste cuando empezaste a indagar en su vida?

- Podemos decir que hay tres Favios: el íntimo, el artista y el militante. Pero del mismo modo te digo que no hay uno sin el otro.

- ¿Primero está el Favio peronista?

- Primero a él le gustaba decirse trabajador de la cultura. Porque es ese mundo íntimo que tenía, lo que lo convirtió en ese ser. Una casa con mucha música, sonidos, con una palabra con un peso potente, lo ideológico; lo que implica la política sobre las personas o el Estado presente entrando a las casas de las personas. A esa cultura se refería, a la popular.

- ¿Y cómo era Leonardo?

- Era un hombre con mucho humor, mucha ternura. Era intenso y apasionado. La pasión era su modo de vivir, por eso al libro lo dividí en sus cuatro pasiones: su familia, la canción, el cine y el peronismo. Me sirvió esa manera para ordenarlo.

Florencia Halfon se sumergió todas las tardes durante los meses de primavera, verano y otoño en la vida de Favio. Volvió a escuchar todas sus canciones, como cuando era chiquita y escuchaba cantar a su papá sus temas románticos. Durante meses, vio todos los reportajes de archivo y leyó todas las entrevistas que dio a lo largo de su vida. Llamó a quienes lo conocieron y quienes lo admiraron y tomaron algo de él como maestro. También viajó a Las Catitas, en Lujan de Cuyo, Mendoza, donde el director de cine e ídolo popular creció, entre la casa de su madre, su tía, su abuela y los orfanatos.

- Fui a las Catitas donde vivió sus primeros años y a donde después volvió, porque incluso puso un viñedo de joven. Yo me encontré con un pueblo más urbanizado, pero sigue siendo un lugar muy alejado. Hay un monumento y la verdad es que es muy significativo Favio en esos lugares.

El Favio íntimo

Leonardo se llamaba Fuad. Es el nombre que le pusieron sus padres Jorge Jury, emigrado de Siria a Tupungato a los 16 años, y su madre Manuela Olivera, quienes tuvieron dos hijos: Jorge Zuhair y Jorge Fuad. Su padre fue adicto al juego y a los burros, y abandonó a su familia con los niños muy chiquitos. Su madre salió como pudo a trabajar como guionista, y cambió su nombre a Laura Favio. Vivieron algún tiempo con la abuela y la tía. Luego Manuela decidió internar a los chicos en el Hogar El Alba mientras ella intentaba poder sobrevivir y sostener a la familia.

- Una piensa en esos chicos y en esa mujer abandonados. Ella tratando de tener una carrera, intentando crecer, con los pocos recursos que había. Que manda a los chicos a un hogar porque le dijeron que los iban a tratar bien. Hacía lo que podía en un tiempo donde ser mujer sola era mal visto y además, tratando de tener un oficio que no era de los más comunes.

- ¿Cómo fue el encuentro con el hermano mayor, Zuhair?

- Si bien pasaron poco más de 10 años de la partida de Favio, me habían advertido que toda la familia todavía estaba muy susceptible. Me comuniqué por teléfono con Zuhair, de hecho le dije mal el nombre y me dijo que se pronuncia "Zujair". Me interesaba mucho su mirada sobre la niñez junto con su hermano... Por ejemplo, Zuhair me contó que en Crónica de un niño solo, la primera película que hacen juntos, si hubieran contado cómo era en realidad vivir en el orfanato, nadie lo hubiera creído. Entonces, hubo que hacerlo creíble y por lo que entiendo, está más suavizada. Aunque lo que uno ve en la película es muy crudo. Incluso, Zuhair dice que se cuidaban de contarle a la madre lo que estaban viviendo para que no sufriera.

Su tía Elcida, que después trabajó en sus películas, ayudó mucho a su madre a conseguir trabajo en Buenos Aires. Los textos de Laura Favio llegaron a la radio argentina. Con un Fuad rozando la marginalidad, fue su madre quien le dijo que pruebe con ser actor y así comenzó la carrera de Leonardo Favio.

- La mamá en definitiva lo salvó. Después le enseñó a dirigir actores, e hizo parir a su nuevo hijo: Leonardo Favio. Él, en algunos reportajes, cuenta que siente que debería haberle dado más lugar a la madre en su propia obra artística.

Florencia también pudo hablar con su hermano menor, Horacio. El productor de sus películas.

-Y después el otro hermano, Horacio, el más chiquito, también dejó su carrera de actor para acompañarlo en la producción, como que Favio lo convenció a dedicarse a eso. Parece también como si él, sí le dio un lugar a sus hermanos. Me parece que era en lo artístico donde Leonardo encontraba una forma de transmitir amor, no solamente en el resultado de sus obras sino en el proceso.


Foto: Natalia Castro


El Favio artista

- ¿Por dónde empezar para conocer al Favio cineasta?

- Para mi hay dos maneras de entrar: una es Crónica de un niño sólo, que te permite ver su universo más personal y más cinematográfico. Pero también creo que Gatica resume bien todo lo que Favio quería contar en la vida, que era lo que pasaba con los sectores más vulnerables, con los laburantes y la importancia que para él tiene el peronismo atravesando todas esas situaciones. Así que ahí resume todo eso.

- ¿Y la tercera que pondrías en una trivia?

- Y la tercera que pondría es una de las taquilleras, Juan Moreira.

- A través de tu libro descubrimos la fuerte relación con el cineasta y productor Leopoldo Torre Nilsson ¿no? Él fue como su padrino.

- Fue clave Torre Nilsson. Favio decía que fue una vida que lo marcó zarpado. Ahí él descubre un modo de hacer cine, y piensa que tiene algo para aportar, aprende viéndolo trabajar y Torre Nilsson fue muy generoso con él. Un poco se comportó como su amigo padre.

- De las canciones ¿cuáles tres elegís para empezar a escuchar a Favio cantautor?

- Diría que tres clásicos: Ella ya me olvidó, Y llovía y llovía y Otra vez será... Cada canción es una historia. Y no sabés lo popular que es en Colombia y toda latinoamérica. Su música está. Él primero se convierte en muy popular por su música. Hay una anécdota que describe perfectamente ese universo y es el último show que el da ya en dictadura, cuando le permiten hacerlo en La Rural, pensando que no iba a ir nadie y ya queriéndolo sacar del medio, y no se dan cuenta que coincide con los días que las chicas que trabajaban en casas particulares de la zona tienen el dia libre y se terminó llenando. Y por ese universo también había un sector de la sociedad que lo tildaba de grasa. Seguramente también tendría que ver con su militancia peronista, esa cosa de los "cabecitas".

El Favio militante

Si había una persona orgullosa de ser peronista, era Leonardo Favio. Y cuando una recorre las páginas del libro de Halfon descubre que todo ese amor está en ese momento en el que el niño Fuad recibe juguetes de la Fundación Evita en el orfanato. La situación se vuelve aún más significativa cuando su hermano mayor se enoja porque, encima, el niño en lugar de elegir un juguete, agarra un libro. Esta anécdota, entre muchas otras, ilustra la esencia que se puede leer en "Favio Vigente"

A la parte más oscura de ese niño que se siente abandonado, y que va a luchar contra esa honda tristeza que lo atravesará en otros momentos de su vida, lo salva la pasión de ser peronista. Por eso su compromiso militante, por eso el avión de Ezeiza, por eso su exilio y por eso Sinfonía de un sentimiento, el documental histórico peronista más importante de Argentina.

- ¿Cómo dialoga el peronismo de hoy con el peronismo de Favio?

- Siento que en estos tiempos, no solamente peronistas, sino también atravesados por las redes sociales, donde todo es cinismo: el más gracioso es el más cínico, el indolente, al que no le duele nada, el que jode a los otros porque nada lo jode asimismo. En estos tiempos, es más necesario el discurso político de Favio, donde se da la discusión pero con humor, sin cinismo y aparece el romanticismo de todo el tiempo 'volver a las bases'. O sea, todo el tiempo pensar que el objetivo político, la ideología, tiene que ver con concentrarse en los más débiles, en los más vulnerables, en el laburante. Favio daba las discusiones incluso con los propios. No iba a la rosca, a la chiquita de hoy, no.

- Iba al fondo de la cuestión.

- Sí. Y ese discurso existe hoy, lo que pasa es que no es el que gana. No gana elecciones, no es el que marca el discurso público. Algunos todavía quieren dar esa discusión, pero lo que pasa es que se vuelca tanto a la derecha el debate público que parece imposible. Entonces siempre, no importa el contexto, él no olvidaba a lo que todos debieran aspirar: Al juguete, pero también la salita del hospital cerca de su casa, a las vacaciones de su abuelo, a la jubilación. Entonces todo eso nunca lo pierde de vista y es adonde quiere llevar la discusión todo el tiempo.

- Más de eso, volver a la base...

- Creo que existen dirigentes peronistas hoy que tratan de hacer eso. Pasa que obvio, hay nuevas generaciones que no transitaron esas bases y que se lo tenes que dar, además de contarla.

Halfon lo piensa, lo analiza, e invita a conocerlo cuando cuenta cada detalle de lo que sabe de él. Lo hace con generosidad y se pregunta por qué no se ve más su obra, por qué no se escucha más su música. Y cuenta también que las mujeres lo amaban. Y Favio amo tanto a su madre, a sus amores, como también a Evita y a Cristina.

- Hablamos de la mamá, de la tía, y lo que representan muchas mujeres en la vida Favio. Esa cosa muy potente, de que las mujeres fuertes le parecían como algo para admirar.

- Flor, ¿y vos, después de meses estudiándolo, te hubieras enamorado de Leonardo?

-Y... sí. Yo pienso que todos los meses que estuve trabajando en esto, tuve un romance con él.

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