Cultura

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Motosierra al INCAA: la revancha contra el cine

El oficialismo plantea racionalización, el sector audiovisual denuncia vaciamiento. Los mitos sobre los números del Instituto. El castigo a la cultura, disfrazado de gestión eficiente

Por: Migue Fernández
16 de marzo de 2024

La motosierra llegó al cine argentino. Tras semanas de suspenso, las resoluciones publicadas en el Boletín Oficial trajeron definiciones para el futuro de la actividad y el panorama es de terror. Desfinanciar es el criterio, se amparan en números con los que pretenden justificar decisiones que corresponden al orden de lo ideológico.


Carlos Luis Pirovano, economista especializado en microeconomía, finanzas y planeamiento estratégico, fue designado por Javier Milei al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). Sin trayectoria vinculada al sector, puso en marcha una serie de medidas de alcance ambiguo, con el argumento de lograr eficiencia y racionalización.


Da de baja decenas de contratos, cancela el apoyo económico a las provincias, también a la Ciudad; a estrenos y festivales, toma decisiones que ponen en jaque a una industria que denuncia vaciamiento. En pos de la austeridad, también hay recortes del orden de lo demagógico como celulares, comida y desplazamientos de funcionarios.


"Hay un nivel de incertidumbre muy grande, de por sí la actividad está paralizada desde hace más de tres meses", comenta Benjamín Naishtat, director de la premiada "Puan" e integrante del colectivo Cine Argentino Unido, en diálogo con El Editor. "Estos recortes implican pérdida de producción, de estrenos, de ventas. La gente deja de trabajar, significa menos actividad económica. Un capítulo más de la tremenda recesión que atraviesa el país", sentencia.


"Se encontró en el organismo una situación económica delicada, con un déficit de 4 millones de dólares", señala el comunicado del Ministerio de Capital Humano sobre la reducción drástica de los gastos del Instituto. La cifra, para el caso, amerita bisturí y no motosierra. Es que, lejos de evidenciar un escenario crítico, más bien da cuenta de un desconocimiento del impacto económico de un sector estratégico.


Made in Argentina

"Una película considerada de 'presupuesto medio', con 7 semanas de rodaje, actores reconocidos, 12 semanas de edición, música original, puede costar en este momento entre 1.8 a 2 millones de dólares", ilustra Vanessa Ragone, productora de la oscarizada "El Secreto de sus Ojos", consultada por este medio. "De estos costos, el INCAA aportaba -hasta el año pasado- unos 300 mil dólares como máximo", explica.


Una película de presupuesto medio es "Puan", de Benjamín Naishtat, con Leonardo Sbaraglia como uno de sus protagonistas. Su productor Federico Eibuszyc detalla a El Editor que su costo fue de 1.2 millones de dólares, con un 70 a 80 % que provino de capitales extranjeros, en coproducción con Brasil, Francia, Italia y Alemania.

Premiada en el Festival de San Sebastián y nominada al Goya, llegó a 135 mil espectadores en cines y próximamente se verá en plataformas, en tanto que se estrenó en otros países de la región y también lo hará en Europa. "Esperamos genere ventas a aerolíneas y otros mercados", agrega. El recorrido de una película no termina en el paso por salas locales.


Es vital entender que el INCAA es un ente autárquico, que se financia con sus propios recursos. Su presupuesto en 2023 fue de 12 millones de dólares, que provienen de un 10 % del precio de cada entrada de cine, un 10 % de la compraventa y alquiler de videos y el 25% de lo recaudado por el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), a partir del gravamen a la facturación de los canales de televisión y servicios de cable.


Su presupuesto, acotado, se usa para fomentar el desarrollo de 200 películas al año, para sostener la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC) -con 8 sedes a lo largo del país-, para administrar las señales gratuitas Cine Ar en TV y la plataforma de streaming Cine Ar Play, financia el Festival de Mar del Plata y programas formativos a nivel federal, aporta a una red de decenas de salas de cine con el programa Espacios INCAA, y más.


Genera, además, 650 mil puestos de trabajo directos e indirectos, trae divisas y representa más de 5 puntos del PBI anual. "El INCAA tuvo en 2023 ingresos por 12 millones de dólares y gastó 16", declaró el vocero presidencial Manuel Adorni para justificar la aplicación del 'plan motosierra'.


El sector reclama, con razón, que si se mantiene el espíritu virtuoso de la Ley de Cine de 1994 se debería gravar a las plataformas de streaming por las que hoy se consume el contenido audiovisual. El 10 % del IVA, que ya se paga, sería suficiente para sostener la actividad. No hay interés de esta gestión por avanzar por ese camino, así como tampoco se logró en la anterior.


"Se terminaron los años en los que se financiaban festivales de cine con el hambre de miles de chicos", concluye el comunicado de Capital Humano. La desafortunada frase, un ataque artero a la comunidad, exhibe la profunda carga ideológica que motiva las decisiones. Una avanzada más en la llamada batalla cultural.

Tiempo de revancha

"Lo que me resulta inconcebible de toda esta catástrofe es el discurso punitivista, como si fuese un castigo. Hay una estigmatización completamente demencial de los cineastas, como culpables de una hipotética hambruna", comenta Mariano Llinás a El Editor.

"Es absolutamente ideológico y populista. Maltrata deliberadamente al sector para exhibir un enemigo frente a una multitud hambrienta de sangre. Todo para construir un relato", agrega el reconocido director y guionista, recientemente nominado al Oscar por "Argentina, 1985", quien hizo carrera por fuera del circuito del INCAA.

Es evidente que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales necesita mejoras, sobre todo en lo que respecta a política de exhibición y difusión de las películas que produce. Las medidas anunciadas, sin embargo, nada tienen que ver con los problemas reales de los que adolece el organismo.

"Es la peor manera de iniciar cualquier tipo de reforma", sentencia Llinás. El cineasta explica su razonamiento: "Si te atacan con semejante vehemencia, lo único que haces es ponerte a la defensiva. La principal consecuencia de estas barbaridades es que las reformas correctas no se puedan hacer".

"Por supuesto que el Instituto es perfectible. Es el Estado argentino, no el noruego. Pero también es importante identificar cuando hay un sesgo ideológico muy violento, que va contra una industria que hace mucho bien al pueblo", agrega por su parte el director Benjamín Naishtat.

La comunidad cinematográfica reaccionó al ataque oficialista, con una primera movilización federal en distintos puntos de la Argentina. El planteo es de trabajar en conjunto para encontrar soluciones que protejan y fortalezcan a la industria audiovisual. Difícilmente el hambre y la pobreza del país se solucionen con más desocupación, que es lo único que genera este desfinanciamiento del cine nacional.

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