Política

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Nacidos en democracia, sin fe en la política

El 45 % de las personas habilitadas para votar este año nacieron después del 10 de diciembre de 1983. Eso quiere decir que vivieron íntegramente en democracia. Ese hito inédito en la historia argentina, ya que no hubo un período tan largo sin golpes de Estado, se empaña cuando se indaga en la valoración que tienen estas jóvenes generaciones del ciclo político que estamos atravesando

Por: Javier Borelli
8 de abril de 2023

Una reciente encuesta de Zuban Córdoba muestra que seis de cada diez personas menores de 35 años manifiesta sentimientos negativos hacia la actualidad del país y el 54 % dice tener poco o ningún interés en la política. A cuarenta años del final de la última dictadura cívico militar y en medio de un crecimiento de los discursos de odio en todo el mundo cabe preguntarse por la percepción de riesgo que tienen los jóvenes sobre los autoritarismos. ¿La democracia argentina tiene apoyo en las nuevas generaciones? ¿Alguien las está escuchando?


Según datos de la Cámara Nacional Electoral (CNE), 15 de las 34 millones de personas habilitadas para votar en las elecciones de 2021 fueron criadas completamente en democracia. Para entonces ya representaban más de la mitad del padrón en Tierra del Fuego, Misiones, Santa Cruz, Salta y Chaco. Si bien los datos provisorios para estos comicios todavía no están disponibles, las proyecciones de crecimiento poblacional indican que este año ya serán ocho las provincias en las que las generaciones democráticas sean mayoría y habrá otras cuatro en la que arañarán el 50 %.


Estos datos, que hablan de una consolidación del sistema democrático en el país, no parecen traducirse en un mayor incentivo de participación en las nuevas generaciones. Más allá del desinterés reflejado en la encuesta de Zuban Córdoba, otro relevamiento realizado en marzo de 2022 por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) y UNICEF arrojó que el 52 % de los menores de 25 "sienten que sus ideas no se ven representadas por los partidos políticos y candidatos". El Ministerio del Interior de la Nación reconoció en un informe sobre voto joven realizado en esta gestión la distancia entre votantes y votados: el promedio de edad entre los representantes legislativos de ambas cámaras da 55 años.


Que hablen ellas y ellos


"Yo creo que los altos índices de desilusión con la política tienen que ver con que ninguno de los partidos o presidentes que hemos tenido en este tiempo ha sabido dar una respuesta al creciente problema de la economía y no se ven cambios muy bruscos de un gobierno para el otro", analiza Jerónimo Obesio, de 20 años e integrante de la Juventud PRO. Esto, sin embargo, no cree que ponga en riesgo a la democracia. "Estamos en una tendencia complicada: el intento de asesinato de Cristina o los golpes a Berni en la manifestación de los colectiveros encienden alarmas. Siento que se degrada la calidad de nuestro sistema democrático, pero no veo riesgo de que se rompa en el corto plazo. Sin embargo, un síntoma de esto también es la aparición de un dirigente político tan violento como Milei", agrega.


Iñaki Gutiérrez, responsable de las redes sociales del candidato presidencial de La Libertad Avanza, relativiza esa mirada. "En Economía te enseñan que la hiperinflación no es inflación alta sino una conducta en la que se remarcan precios todos los días o durante el día varias veces. Por eso me parece que lo de Cristina fue un hecho aislado. No creo que haya una mentalidad hoy por hoy de violencia política en el accionar". El joven de 21 años que se define como influencer liberal y roza los 170 mil seguidores en Twitter, repite que no hay riesgos para el sistema político. "Hoy en la sociedad está saldada la cuestión de que si hay que salir de esta crisis va a ser con un gobierno democrático y electo por el pueblo. Fijate que Macri pudo terminar su gobierno aunque el peronismo diga que es lo peor que le pasó al país. Y lo mismo pasa ahora con Alberto Fernández. Entonces creo que la sociedad en su conjunto entendió que es primordial que un presidente electo termine en los tiempos establecidos porque es un mensaje institucional muy fuerte", explica.


Luna Garat tiene 23 años, es rosarina y milita en el Movimiento Evita. Para ella los acontecimientos de los últimos tiempos son un llamado de atención. "La violencia política siempre fue una forma de disciplinamiento a la organización, tanto en la dictadura con el terrorismo de Estado como después del 2001. Hoy persiste esa violencia y siempre la dirige un sector en particular: la derecha. A lo sumo lo novedoso son las herramientas que usan: las tecnologías, las redes sociales o los medios de comunicación". No obstante, coincide con sus pares generacionales en que el sistema político no está en duda. "Creo que la juventud cuando piensa sobre la dictadura tiene una condena uniforme. Sí puede ser que esté naturalizado el sistema democrático, pero no lo veo como un problema sino como un logro que siempre se piense en la discusión política dentro del paraguas de la democracia".



Foto: Telam


¿A qué le decimos Nunca Más?


Luna tiene un tatuaje con el pañuelo de las Madres en su pierna derecha. Participó de actividades por el 24 de marzo en la facultad y fue a la marcha en Plaza de Mayo. Iñaki, por otra parte, decidió no movilizarse. "Que no haya ido a la marcha no quiere decir que piense que el terrorismo de Estado estuvo bien. Pero yo puedo condenar de la misma manera a ERP o Montoneros de lo que condeno al terrorismo de Estado o los militares. Tampoco me permitiría estar en un lugar en donde reivindican el golpe o dicen que los desaparecidos no fueron suficientes. Creo que la Argentina tiene que entender que hay eventos históricos que no admiten discusión", postula.


Cecilia Flachsland fue durante muchos años integrante del programa Educación y Memoria del Ministerio de Educación de la Nación y actualmente es directora del Canal Encuentro. "Cuando hablamos de la dictadura como ejercicio de memoria en la escuela se da una ambigüedad: hay chicos que sienten que estás hablando de la edad media pero a la vez notan que hay algo de las injusticias que la dictadura dejó que se siguen viendo en el presente", cuenta. En ese marco plantea que la sensación de insatisfacción democrática que hay hoy tiene mucha razón de ser. "Si en este gobierno peronista tampoco se logró construir políticas públicas que saquen a la gente de la pobreza o que las hagan sentir que su vida va a mejorar estamos contribuyendo a esa insatisfacción. Y la pregunta es cómo se va a traducir esa sensación. Porque en 2003 lo más groso que hizo Nestor Kirchner fue romper lo que Javier Trímboli llamó el espiral de la incredulidad haciendo creer que la política podía cambiar algo de lo existente. Hoy somos poco osados políticamente", reflexiona.


"Yo creo que las expectativas económicas y las frustraciones son lo principal que explica ese 54% de desinterés en la política de los jóvenes", plantea Ignacio Muruaga, analista de Zuban Córdoba y responsable del informe Juventudes y Elecciones citado al inicio. "¿Por qué van a querer cuidar algo que no les dio respuestas ni expectativas en los últimos años? Si no les garantizó un trabajo estable, un sueldo digno, acceso a la propiedad o la vivienda. Estoy convencido de que la mayor parte de los jóvenes cree en la política y en la democracia. Pero el sistema político no sólo no les da respuestas, sino que aparecen actores que lo integran juzgando a los jóvenes a quienes no les han cumplido", profundiza. "Hay una ecuación que hay que dar vuelta. No solo hay que pensar sobre las tendencias de la juventud. Sino qué hizo la clase política para que eso exista".


Para responder a esa pregunta solo hace falta mirar al INDEC. En medio de una crisis económica que no se detiene, los que peor la pasan son los más chicos. En el segundo semestre de 2016, primer año de Mauricio Macri en la presidencia, la pobreza alcanzaba al 30% de los argentinos y al 45 % de los menores de 14 años. Seis años después, con Alberto Fernández entrando al final de su ciclo en la Casa Rosada, la pobreza afecta al 39,2 % de los argentinos y al 54 % de los sub 14. Para colmo, quedó demostrado que acceder a un empleo tampoco cambia esa situación. Entre el tercer trimestre de 2016 y el mismo período de 2022 la tasa de desempleo cayó del 8,5 % al 6,3 % a nivel general, números que se duplican entre los menores de 30 y que afectan más a las mujeres que a los varones.


¿Y ahora?


Si la falta de interés en la política puede vincularse con las expectativas frustradas, el Frente de Todos es quien la tendrá más difícil este año. "En 2019 los votos de los menores de 35 fueron más de la mitad de la masa electoral del peronismo a nivel nacional", precisa Muruaga. "Y si bien sigue siendo la primera fuerza en ese segmento, hoy tiene un 30 % de apoyo entre los jóvenes contra un 60 % de hace cuatro años.Y eso tiene que ver con la insatisfacción y con las demandas no escuchadas".


Los números dejan en claro algo que el analista de Zuban Córdoba, que lleva más de cinco años realizando informes sobre el pensamiento juvenil, cree necesario explicitar: "En contra de lo que suelen decir muchos, el voto del peronismo no es completamente ideológico. En especial en el interior del país donde está 100 % metido en la gestión, en la impresión de que te puede resolver los temas más cercanos en tu municipio".


En 1992 los hacedores de la campaña de Bill Clinton descubrieron que para ganar las elecciones lo más importante era poner el foco en los temas de la vida cotidiana de los ciudadanos y en sus necesidades inmediatas insatisfechas. "Es la economía, estúpido", fue la frase que sintetizó la estrategia y pasó a la posteridad. A 31 años de aquellos comicios y 40 del final de la última dictadura en Argentina, con una mayoría de la población que solo vivió en democracia pero no pudo disfrutar plenamente de sus promesas, la clave sigue siendo escucharlos más y tratar de comprender su malestar. Así lo advierte Wos, uno de los artistas jóvenes del momento, en el tema con el que suele cerrar sus conciertos: "Entiendo que no sepan qué expresar. Si están viviendo mierda, ¿qué mierda van a contar?". O votar.


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