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Predicar el Islam en uno de los barrios más postergados del conurbano

La Casa para la Difusión del Islam, ubicada a metros del Fuerte Apache tiene un fuerte compromiso religioso pero también social. El trabajo del Sheij Móshen Ali se destaca por su dedicación al servicio social en la comunidad

Por: Nicolás Rzonscinsky
15 de julio de 2023

Dice la tradición oral del Corán que cuando uno da un paso hacia Alá, Él da dos pasos hacia uno, es una visión que contradice aquel puro transitar hacia un horizonte que se escapa. Hay un lugar al que llegar, un objetivo, una casa.

En un país con fuerte tradición inmigratoria como es Argentina, la comunidad islámica, desde hace mucho tiempo, forma parte orgánica de nuestra sociedad. A dos cuadras del Barrio Ejército de Los Andes, en Ciudadela, también conocido como Fuerte Apache, Sheij Móshen Ali está al frente de la Casa para la Difusión del Islám, un espacio sin fines de lucro que se fundó en 1995 en zona oeste donde reside la población desalojada por la fuerza de la Villa 31 a principios de los 70.

Móshen Alí, es nieto de inmigrantes. Su abuelo llegó al país desde Siria cuando tenía apenas 14 años. Desde pequeño vive en el mismo barrio, es traductor de libros de Islám (árabe), tarea a la que le dedica varias horas del día. A lo largo de su vida, también ha plantado árboles en las cuadras del barrio, que décadas atrás eran un desierto; y hasta la actualidad las y los vecinos los vecinos le donan plantas para poner en la zona.

"En la Casa se encuentra una amplia biblioteca en idioma árabe y español dedicada a temas islámicos, un espacio para el rezo, y un lugar donde compartir un café o un mate con aquellos hermanos que nos visiten, y cualquier persona que interesada en indagar, que tenga curiosidad o necesite información sobre el Islam", cuenta Alí a El Editor.

Ediciones del Corán en distintos idiomas se pueden encontrar en la biblioteca de la casa de Difusión del Islam. Foto: Silvana Colombo.


El nacimiento de la Casa se desprende de una historia ligada a la cuestión identitaria y barrial: Móshen nació en José Ingenieros, que limita con en el partido de Tres de Febrero, cerca de la General Paz. Ahí funciona la Asociación Islámica Alawita de Beneficencia, "una de las instituciones árabe-islámicas más antiguas del país, pionera en la provincia de Buenos Aires, donde funciona una escuelita de idioma araba", relata Alí. Se trata de un club de grandes dimensiones donde, además, se llevan a cabo numerosas conmemoraciones, actividades, rezos y ayunos. "Es un club muy lindo, allí también velamos a nuestros muertos, casamos a nuestros hijos, celebramos nuestros cumpleaños. Es polifuncional: jugamos a la pelota o tomamos un café con un amigo", agrega el sheij.

Con esa experiencia como marca, Móshen comenzó a buscar un espacio físico donde dedicarse a lo islámico con independencia de la cuestión árabe. "En 1995 buscando opciones, viendo las casas que se podía comprar, vimos esta y nos pareció apropiada la ubicación, la dimensión que tenía. La construcción estaba apenas por la mitad, pero, gracias a Dios, con mucho esfuerzo pudimos terminar de construirla en todos los sentidos: en su estructura edilicia, humana y religiosa", enfatiza.

El complejo habitacional Fuerte Apache está apenas a un kilómetro de la Ciudad de Buenos Aires, ocupa 26 hectáreas en las que se distribuyen 11 núcleos de 3 torres de diez pisos cada uno. Allí, se estima que residen cerca de 60 mil personas. "El hecho de que la Casa estuviera a dos cuadras del Barrio Ejército de los Andes, fue alentador", agrega Alí.

El trabajo cotidiano de la Casa para la Difusión del Islám, se centra en un principio común en las grandes religiones monoteístas: el servicio al prójimo. Móshen Alí lo explica: "Para nosotros, relacionarse con la gente, para servirla, es lo mismo que relacionarse con Dios. Nuestro trabajo nunca está dirigido a convencer o ganar prosélitos o creyentes de otras creencias o religiones. Nuestro objetivo es servir a Dios a través del servicio al prójimo, con especial atención a los más débiles, los más necesitados, a quienes requieren más ayuda". Por eso, establecerse en las cercanías del Fuerte Apache ha sido de gran importancia para ellos.

Casa de difusión del Islam en Ciudadela, en el frente hay un limonero plantado por Mohsen. Foto: Silvana Colombo.

Su labor implica un contacto personal y abarca una amplia gama de actividades, "entre ellas destacamos la acción social, hay mucha distribución de alimentos que dona gente de la comunidad o de la ayuda que recibimos de acción social de la provincia de Buenos Aires, además de nuestras contribuciones. Nosotros salimos a buscar personas que se encuentren en situación de calle o que viven en condiciones precarias. Tratamos de socorrerlos por lo menos con la asistencia de ropa, calzado y alimentos. También colaboramos con muchos comedores que están dentro del Fuerte Apache, e instituciones religiosas que están a pocos metros de nuestra Casa", cuenta Alí.

El trabajo cotidiano de acción social y difusión se entrelaza con el resto de las instituciones cercanas. "El diálogo con las instituciones del Estado es fluido. Hemos visitado decenas de escuelas que nos invitan a hablar del Islam, a discutir las cuestiones que pasan. También visitamos hospitales, tenemos una actividad una vez al mes donde visitamos personas que ni siquiera conocemos, no para llevarle una palabra proselitista, sino para llevar un jabón y lavarle la cabeza a un viejito que por ahí no tiene quien lo atienda, afeitar a alguno, tomar un mate con otro, charlar y hacerle compañía a alguien que no la tiene". continúa el sheij.

Toda la labor de la Casa para la Difusión del Islam se da dentro de un panorama general, y hasta mundial, donde la fe parece estar en juicio, donde se duda de las grandes verdades, donde no parecen verse esos dos pasos que Alá tiene que dar hacia quien se acerca a Él. Móshen Ali asegura: "El Corán dice que el hombre nace con la fe incorporada. Son los padres, la sociedad, las vicisitudes del tiempo, las circunstancias, lo que los van cambiando. La crisis que tiene hoy la humanidad no es con Dios, hay un descreimiento del hombre con sus semejantes. La historia muestra que hubo personas que utilizaron la religión para lucrar, para valerse de posesiones materiales o posiciones sociales, con gobiernos o con riquezas. Hay un descreimiento generalizado con eso".



Mohr o Tubah, pequeños trozos de arcilla usados por los musulmanes para rezar. Foto: Silvana Colombo.

En este contexto, el religioso considera que "la fe en Dios está en aumento. De hecho el avance significativo del Islam en todo el mundo, incluyendo nuestro continente, habla de que la fe está presente. En el Corán hay una aleya (un versículo) que dice 'somos de Dios y hacia el es el regreso' este regreso es indefectible. También en el Corán está la promesa de que el Islam será la forma de adoración de Dios que va a superar a todas las demas creencias y prácticas hacia el fin de los tiempos, y esto está ocurriendo. Nosotros no nos consideramos una religión sino un modo de adoración a Dios y de practicar su Voluntad en la tierra".

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