Primera Expo de Videojuegos y Arte digital en el Conurbano Sur

"¿Los artistas digitales son nuevos? No, no son nuevos, es que son digitales". A la vanguardia de la economía naranja, las nuevas generaciones conurbanas se preparan para salir al mercado laboral (y al mundo) apostando a lo digital. Aquí, un paseo por lo que vendrá, con identidad y vuelo propios.

19 de diciembre de 2022

Escenario para expositores

El sábado 3 de diciembre, en el partido de Almirante Brown, provincia de Buenos Aires, se llevó a cabo la primera expo de arte digital y videojuegos. Allí más de una docena de expositores del conurbano sur presentaron sus obras y otros tantos desarrolladores pusieron a prueba la creación de sus videojuegos. A partir de una entrada libre y gratuita -pensada para que nadie se quedara afuera- se ofreció un espacio para reflexionar sobre la tecnología y su implementación dentro del arte y la cultura en general, así como también sobre el crecimiento de los mercados para su comercialización.

El encuentro tuvo lugar en la sede del Concejo Deliberante del municipio y contó con dos ambientes separados: uno al aire libre y otro techado. Desde la entrada, sobre los muros y alrededores, se pudo apreciar la muestra de arte digital donde sus creadores se dispusieron a explicar las aplicaciones que habían utilizado y qué significados tenían las obras. En un sector más alejado del predio se colocó un escenario para la conferencia de expositores y creadores y, frente a él, un sector de comidas preparado para el tentempié de los visitantes.


Preparativos de la muestra digital

Dentro del edificio, en una habitación apartada, se habían colocado netbooks a disposición de los usuarios desde donde podían probar los juegos y contactar con los desarrolladores de manera personalizada. Entre ellos se encontraba Daniela Fernández -oriunda de la ciudad de Claypole- creadora de Laidaxai y el Árbol Negro, un videojuego para niños sobre la cosmovisión de la comunidad Qom (etnia también conocida como los Tobas, dispersos en el Chaco central, Formosa y algunos suburbios de Rosario y Buenos Aires) donde una niña debe salvar a su comunidad de una extraña enfermedad.


Daniela Fernández, desarrolladora y creadora del videojuego Laidaxai y el árbol negro

Daniela tiene 29 años, estudió Diseño de Imagen y Sonido en la UBA y un poco de diseño gráfico en la FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo). Hace dos años, desarrolló el juego en el marco del concurso Crear I de la Secretaría de Medios de la Nación y hoy, contra todo pronóstico, el videojuego tiene un alcance tan importante como para estar circulando en Francia. Hasta el momento, sólo es descargable para Windows de forma gratuita, y si bien aún no está disponible para aplicaciones móviles, Daniela sigue trabajando para poder migrarlo a una plataforma que le permita ubicarlo en una playstore.
Fernández alienta a los diseñadores a perseguir sus sueños y cuenta las peripecias que tuvo que afrontar estudiando en CABA y siendo ciudadana del conurbano. Una de las cosas en las que hace énfasis radica específicamente en la realización de contenidos que estén relacionados con las personas que habitan en el conurbano y escapar de los contenidos con diálogos porteños que, según la diseñadora, nada tienen que ven con su identidad cultural. Además, apunta a la producción de videojuegos que hablen de la identidad de los pueblos originarios de Argentina, en vez de consumir historias japonesas.
Desde El Editor le consultamos sobre su mensaje para aquellos que quieran dedicarse al desarrollo de videojuegos respecto de las tecnologías y la brecha que se presenta en nuestro país. "Los problemas de la vida personal y la falta de recursos te limitan muchísimo. Mi mensaje para quienes empiezan en esta carrera de la creación de video juegos o lo relacionado a lo digital, es que sientan propio el proyecto. Eso es fundamental, porque el motor de sentirlo propio es lo que después te va impulsar cuando se presenten las dificultades y termines optando por quererlo hacer, cueste lo que cueste. Si no, no es genuino y si no es genuino no sirve. Las adversidades tecnológicas que pueden empezar a aparecer, cuando lo sentís en las víceras, las empezás a resolver de alguna forma".

Gregorio Nash tiene 26 años y experimenta con el arte digital desde que tiene dieciséis

Por su parte, el curador de arte digital Gregorio Nash -oriundo de Don Orione- nos llevó a un recorrido por la muestra y desmitificó la obsesión de buscar obras que se ajusten al formato vertical o el formato estándar. Además, defendió al arte digital como una forma de hacer activismo y resaltó las cualidades favorables de la digitalidad desde donde, según su perspectiva y experiencia personal, puede trabajar sin necesidad de viajar a CABA, otro inconveniente repetido de las personas que habitan en el conurbano.
Gregorio relata la mixtura que atraviesan sus obras, pensadas desde los recuerdos de su infancia en relación a su ciudad natal y esa conexión necesaria con su niño interior. "Yo vivo en Don Orione, donde los edificios son muy chicos, entonces mis papás me prohibían tener mascota. A partir de eso empecé a imaginar mascotas, a hacer obras a partir de monstruos, criaturas "imaginarias" que pueden habitar mi barrio y los rincones de mi barrio". Así lo cuenta Nash y se le infla el pecho mostrando orgullo por su localidad.


Resume sus obras en un mashup entre lo analógico y lo digital evitando encerrarse en una sola característica, pero pensando en el formato del producto final para que pueda imprimirse y no quedarse sólo en un PNG o varios píxeles dando vueltas en la red. Jugar con las materialidades y no estancarse en los estándares visuales, encontrar las distintas formas de generar contenido, e incluso trabajar con imágenes pixeladas o fuera de foco, es parte de su proceso creativo. Cuando le consultamos por lo novedoso del arte digital nos dijo: "Yo tengo una frase que la menciono siempre ¿Los artistas digitales son nuevos? No, no son nuevos. Es que son digitales".
Nash insiste en la importancia de lo digital e incluso cuenta una anécdota donde a través de la digitalidad pudo mostrarle a sus compañeros de estudio el lugar donde vivía. "¡Loco, vivo acá!, parece mentira pero la gente de Capital no sabe dónde queda Almirante Brown, mucho menos saben de sus ciudades. Hay que activar políticas públicas donde esa polarización, esa cosa unitaria que tiene el arte que sucede en capital (ese monopolio), se expanda. Así, chicos como yo que viven en Alejandro Korn o en Glew, pueden hacer obras desde su lugar y exponer en sus ciudades. Intentar vivir del arte y hacer lo que más les gusta".

Recorrido por la muestra de arte digital

Algo tienen en común Daniela y Gregorio, además de ser ciudadanos del partido de Almirante Brown: ambos resaltan que no es tan importante tener la mejor tecnología y que tampoco es necesario estudiar en universidades privadas. Y, por si fuera poco, agregan que "dejarse llevar por ese camino es una trampa". El primer paso está dado, demostrar que con poco se puede hacer mucho y que también existe el conurbano. Ahora, habrá que empezar por cambiar posturas y dogmas que se tienen en la cabeza y apostar a la digitalización que no es más que un puente al federalismo, porque al coleccionista o al importador no le interesa de dónde seas, sino el producto final y su comercialización. Y por eso van. Desde el sur y para el mundo.




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