Máximo Kirchner es una de las pocas figuras políticas del mundo con padre y madre que fueron jefe y jefa de Estado. Con su renuncia a la presidencia del bloque en la Cámara de Diputados, tras no estar de acuerdo con la renegociación de la deuda externa del FMI que firmó el exministro de Economía Martín Guzmán, se encargó de ocupar un lugar de análisis crítico no solo con la coyuntura sino con los problemas a largo plazo.

Varios de sus compañeros y compañeras de militancia ocupan espacios en la administración del Frente de Todos, una gestión con la que el referente político mantiene distancia, pero de la que forma parte bajo una sola y única premisa: la conducción del peronismo por parte de Cristina Fernández de Kirchner, con un modelo de país concreto, y su permanente denuncia al macrismo como cabeza de un proyecto neoliberal.

"En esa instancia nuestra postura fue clara y honesta con Macri, le dijimos que se iba a equivocar, más allá de cualquier mirada ideológica", opinó el presidente del PJ bonaerense en una entrevista con el Cohete a la Luna, en relación a los 45 mil millones de dólares de crédito que solicitó el expresidente y del cual gran parte fue destinada a financiar la fuga de capitales.

"Esos dólares que tenemos que mandar al FMI son los que le faltan a nuestras empresas, a nuestras pymes que necesitan importar tres tornillos para la fase final de un elemento esencial para su cadena de producción. No son cosas menores, son cruciales para el crecimiento de un país", consideró Máximo. Y continuó: "Para que quede claro que no tengo segundas intenciones: a Macri le dieron 45.000 millones de dólares en el '18, y después de un proceso inflacionario mundial de 15 puntos ahora le están dando a Ucrania 45.000 millones para su reconstrucción. Hoy el FMI sigue sin explicar cómo se le ocurrió prestar esa plata por fuera de sus propios reglamentos y estatutos. Que me traigan a los técnicos que pensaron que la Argentina podría devolver esa suma de dinero".

En relación a la postura que adquirió su espacio político frente a la toma de deuda, el dirigente político explicó: "Dimos la discusión, tratando de explicarle a la sociedad lo que iba a pasar si se hacía un mal acuerdo a las apuradas. Axel lo dijo con claridad meridiana: 'Esto termina en el Fondo'. Y mientras tanto los medios celebraban esas políticas con bombos y platillos". Máximo mencionó al gobernador de la provincia, Axel Kicillof en varios tramos de la entrevista, algo que revaloriza su figura.

El diputado nacional, también analizó el contexto regional y se mostró preocupado frente a los hechos de golpes institucionales en Perú y Brasil. Puntualizó sobre el uso de las redes sociales como un mecanismo nocivo y catalizador de violencias para la circulación de los discursos políticos new-age y desapegados con el humanismo que, a su entender, debe recuperar la política.

"El dueño de Twitter es un señor que, como necesita litio para sus industrias, no tuvo empacho en decir que si hacía falta sacar a Evo Morales de la presidencia de Bolivia de la manera que fuere, la apoyaría", mencionó en relación al escenario de 2019 en el país limítrofe.

Sobre la situación de la Corte Suprema y el intento de magnicidio contra su madre, a quien suele apodarla como "la compañera Cristina", Kirchner dijo: "A Rosatti le hacés tres tapas de Clarín y se va a la casa. Lo tenés que arropar, acunarlo y decirle que abajo de la cama no hay nada. La persecución desatada sobre Cristina hizo mella en parte de la dirigencia, fue un proceso de domesticación".

Luego, relacionó la condición de género de Cristina Fernández de Kirchner como un agravante en la persecución judicial y violencia política que sufre y comparó su caso con lo que les ocurre a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza; a la titular del PAMI, Luana Volnovich; su par de la ANSES, la marplatense Fernanda Raverta; y la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau.

"La política y el Estado tratan de generar las condiciones para que una sociedad desarrolle sus virtudes, sus dones y administrar también sus miserias, que todos tenemos. Nos quieren vender personas que no existen para frustrarnos. Así como se venden cuerpos por la tele y frustran a un montón de pibas o pibes que terminan teniendo inmensos problemas: anorexia y bulimia, le hacen lo mismo a la gente con sus dirigencias. Y ellos la pasan bárbaro. No les pregunta nada nadie, no dan respuestas. Yo a ese país no lo voy a aceptar. Aun teniendo apenas el 0,1 % de los votos lo peleo ¡No me importa!".

Sin críticas personalistas ni tono de apertura de debates, el principal referente de La Cámpora marcó sus diferencias con el presidente Alberto Fernández. "Después de la pandemia Cristina empezó a marcar algunas cosas en el terreno de lo económico y el presidente lo tomó mal. Yo que he estado siempre ahí te puedo decir que Cristina nunca lo maltrató a Alberto, nunca en mi vida. Lo trató entre algodones. Es más dura con Wado, con Mayra, con el Cuervo, conmigo, ahí es más picante... Pero a Alberto jamás le gritó. Ahora, ¿es firme en las discusiones? Claro que sí, ¿cómo podría ser de otro modo? Fue el propio gobierno el que instaló esas versiones y ahora ponen todos cara de distraído y no es así", detalló.

En relación al año electoral, a tan sólo siete meses de las PASO, sintetizó su postura con una analogía a la selección de Lionel Scaloni y el ejemplo que las camadas más jóvenes deben sentir a la hora de involucrarse en política, algo que el dirigente pregonó a lo largo de toda la entrevista.

"No sé cómo habrá hecho Scaloni, pero varios de los problemas que tenemos tienen que ver con los egos y las vanidades y no con la ausencia de talento o convicción o voluntad de trabajo", dijo y agregó: "Creo que los pibes son capaces de leer el ejemplo de la Selección como una señal de que el conjunto puede primar sobre la vanidad y sobre las individualidades".