Política
Las diferencias entre los dirigentes que se encolumnan con el gobernador y aquellos que responden a Máximo rompieron la puerta y tomaron carácter público. CFK como punto de quiebre. La representación en juego
Por: Bruno Lazzaro
20 de abril de 2024
Basta con ver las imágenes de la
visita del gobernador bonaerense, Axel Kicillof a Quilmes y Hurlingham, ambos
distritos gobernados por La Cámpora, para entender el momento actual que
atraviesan dos de las corrientes internas del peronismo que confluyen en Unión
por la Patria.
La gestualidad de los intendentes
Mayra Mendoza y Damián Selci, respectivamente, durante la presentación del
mandatario provincial fue contundente. La jefa comunal se esforzó en demostrar
que hoy por hoy no hay posibilidad de rescate en la distancia que mantiene con
el gobernador.
No es algo personal. Lo mismo
quedó reflejado en el municipio del Oeste. Selci también dejó en claro su
descontento y ante el discurso del mandatario provincial tomó la decisión de no
aplaudir ni una de sus intervenciones, algo que sí hicieron los ministros
Gabriel Katopodis y Nicolás Kreplak.
Las discrepancias internas no son nuevas. Están relacionadas de manera directa con aquello que ya ocupó tanto espacio hacia adentro que terminó de romper la puerta para pasar a formar parte de una compulsa mediática con varios dirigentes involucrados.
Se trata de la rivalidad existente entre Kicillof y Máximo Kirchner, una historia que ya tiene su recorrido y que en los últimos días de profundizó con declaraciones cruzadas desde ambos sectores. El primero en tirar la piedra fue el excamporista y actual armador del gobernador, el ministro de Desarrollo para la Comunidad, Andrés Larroque, quien manifestó que "cualquiera que ose murmurar, conspirar o sembrar cuestionamientos extraños" contra Kicillof "en una joda rara está y no está jugando a favor del peronismo".
Y fue más allá, cuando puso en
duda el liderazgo de Cristina Fernández de Kirchner, algo por lo que, en
concreto, pelean ambos espacios internos. "¿Qué significa esa conducción? ¿Qué
tres ñatos te manden un mensaje?". En la misma línea, el jefe comunal de
Ensenada, Mario Secco, que también se encolumna con el gobernador, aceleró más
y sostuvo que "muchas veces los que rodean a Cristina terminan haciendo
pelotudeces".
La respuesta de parte de La
Cámpora no se hizo esperar y pese a que Mendoza buscó bajarle el precio
aprovechó para marcar que "algunas declaraciones dejan de lado lo humano y son
netamente en el plano de la especulación política, para mí eso es nefasto".
Lo que no dijo la jefa comunal es
que ambos sectores están en el mismo barro. Y que más allá de las formas y de
los momentos, la discusión ya está planteada de cara a un sector de la sociedad
que clama por una representación fuerte para dar la pelea contra las políticas
de un gobierno nacional con el que no se sienten representados y que, a la vez,
los pone contra las cuerdas desde lo económico con suba de tarifas, transporte
público, peajes, prepaga y alimentos.
"Si nuestra forma de posicionarnos
con la agenda de la gente va a ser pelearnos para ver quién es cristinista,
quien kirchnerista, quién peronista o massista, no entendimos un carajo el
mensaje de las urnas", le dice a El Editor un dirigente importante de la
Provincia.
Y agrega: "Si vamos a poner en juego la unidad que sea por pensar diferente en cómo tenemos que salir de este gobierno criminal que está metiendo debajo de la alfombra al 50 por ciento de la sociedad y no por quién va a poder poner dos o tres candidatos en las listas del año que viene".
Paso a paso
La discusión que se da hoy hacia
adentro (y afuera) de Unión por la Patria en la provincia de Buenos Aires tiene
que ver con lo que viene. El jefe comunal de Avellaneda, Jorge Ferraresi, se
posicionó fuerte hacia adentro con el fin de empujar a Kicillof para las
presidenciales del 2027.
No se trata de un movimiento
adelantado. El objetivo detrás es el primer paso: poder tomar poder en la toma
de decisiones para las elecciones de medio término del año que viene. Hoy quien
manda en el PJ, partido principal de UxP, es Máximo. Y el intendente, al igual
que su par de Esteban Echeverría, Fernando Gray, quiere rediscutir ese rol.
Abrir el juego.
La lectura interna es que las
decisiones ya no se tomen en un cuarto y a puertas cerradas. Ampliar y discutir
los lugares de toma de determinaciones. Después habrá que ver si eso se
convierte en un escenario a favor de lo que será la vacante que Kicillof dejará
al finalizar su mandato en la Provincia.
La Cámpora por su parte se aferra
a sus espacios de poder. Y buscar mostrar su músculo territorial a partir de la
buena cantidad de intendentes que sumó en los últimos comicios para revalidar
su lugar. No será fácil, cada vez son más los dirigentes que empiezan a
animarse a cuestionar la conducción actual.
Desde exministros nacionales como
Aníbal Fernández a jefes comunales y exintendentes, en el escenario de la
batalla hoy aparece trazada una línea que divide a los kirchneristas más
acérrimos de los anticámpora. Una compulsa que dejará, sin dudas, heridas
difícil de curar.
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Cerca de una decena de legisladores podría abandonar la bancada amarilla y sumarse a LLA o armar un bloque apéndice del oficialismo.