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Vivir sin cloacas: la lucha por la dignidad

Casi un millón y medio de residentes en el conurbano no cuentan con un baño en condiciones. En algunos distritos, la conexión de red cloacal es casi nula. Cómo es el trabajo de una ONG que llega donde el Estado no puede y el privado no quiere

Por: Laura Funes
1 de julio de 2023

Vivir sin acceso a un baño, en pleno siglo XXI resulta alarmante y es una realidad desgarradora que afecta a un número significativo de personas en la provincia de Buenos Aires. Es que aun miles de personas en el territorio bonaerense carecen de uno de los elementos más básicos para una vida digna: un baño con las condiciones mínimas de higiene.

De acuerdo al Censo Nacional 2022 en la provincia cerca de dos millones de personas (1.844.750) no cuentan en sus viviendas con un baño con inodoro con botón, mochila o cadena, que lleve los desechos hacia el sistema de cloacas. De ese número, 1.369.012 residen en el conurbano. Casi el total. Algunas, incluso, no cuentan con uno dentro de la vivienda.

El acceso a la red pública de agua es un lujo para muchas familias que residen en distritos del Gran Buenos Aires. Por ejemplo, en José C. Paz, apenas el 14,5 % de las viviendas cuentan con agua por red pública, y sólo el 8,1 % tiene desagüe del baño que esté conectado a ella. En ese municipio, donde habitan 323.918 personas, son 78.388 las que no tienen inodoro con arrastre de agua.

En tanto, en los municipios de Florencio Varela, Merlo y Malvinas Argentinas los números son similares. En este último, por caso, el 14 % tiene conexión de agua por red pública y apenas el 9,3 % tiene su desagüe del baño vinculado hacia las cloacas. Allí, el 23 % de la población no cuenta con un sanitario en condiciones.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que el agua potable, limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de los derechos humanos. No solo eso, sino que es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar la paz y prosperidad para el 2030, "lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados y equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre, prestando especial atención a las necesidades de las mujeres y las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad".


Baños definitivos realizados por la ONG.

Desde 2015, Módulo Sanitario, organización sin fines de lucro, construye espacios de baño y cocina integrados a las viviendas y promueven hábitos de higiene, fundamentales para el desarrollo saludable de las personas.

Tienen diferentes diseños, de madera o de placas prefabricadas, que incluyen una bacha para lavado de manos, inodoro con mochila, un espacio para la ducha y un calefón. "Teníamos un diseño que se anexaba a las viviendas, a las casillas que muchas veces hay en el barrio. Ahora hemos diseñado un nuevo modelo que es más flexible para poder llegar a más cantidad de familias", explicó a El Editor Tomás Sicouly, uno de los voluntarios fundadores de la ONG.

En la provincia de Buenos Aires, Módulo Sanitario cuenta con 150 voluntarios que construyen alrededor de 200 baños por año. Hacen el abordaje social y constructivo, articulan con otras instituciones del sector público, privado y tercer sector para complementar esfuerzos y capacidades para llevar una solución concreta a todas las familias que viven en esta situación.

Donde el Estado no puede llegar y los privados no quieren, intentan llegar ellos. Desde que Tomás comenzó con el trabajo lo que más le llamó la atención fue que muchas personas no tenían conciencia de no contar con un sanitario adecuado. "No sabía que no tenía un baño", le decían. Claro, en ocasiones, un grupo familiar grande compartía el baño con un vecino u otro familiar.

"Cuando empezás a preguntar más y conocés la familia, te das cuenta de que no había baño. Tener uno es muy subjetivo en el sentido de que a veces, el nivel de terminaciones no es el apropiado. Muchos dicen que tienen pero es un inodoro con lonas alrededor. Nosotros somos más ambiciosos y queremos que todo tenga el mejor revestimiento para las paredes. Más cerrado, más hermético, más íntimo y en mejores condiciones", reconoció Tomás.

No contar con un baño propiamente dicho afecta la dinámica familiar y social. Es la posibilidad de recuperar a las y los hijos en una separación, de invitar a jugar a un grupo de amigos sin tener vergüenza. Es la posibilidad de que un familiar le pueda contar a otro sobre el hábito de higiene, si te bañaste, si te cepillaste los dientes. Es tomar una ducha y reiniciar el día.

Para la organización, "la realidad en la que vivimos nos interpela y nos pone en acción. La historia de cada familia nos moviliza como personas. El impacto que produce el trabajo que hacemos nos confirma que esta realidad es transformable".

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