-Lo más probable es que no quede nadie, que el sitio quede vacío. Nadie, ni siquiera alguien que abra el portón.
Osvaldo López es de silencios largos. Antes de largar cada frase se acaricia la barba blanca, mira el techo y respira hondo. Está sentado en la biblioteca popular del sitio para la memoria Virrey Cevallos, donde recibe a El Editor. Durante la dictadura, en la habitación contigua se torturaba gente. A gente como él: Osvaldo fue a parar a las celdas de esa casona del centro porteño, que alguna vez perteneció a la Fuerza Aérea, después de que lo chupara un grupo de tareas. Al fondo, al final del patio, están todavía las marcas de sus manos en las paredes, o quizás sean las de otros cuyo paradero se desconoce. También hay una cocina, y baños, y oficinas repartidas en los tres pisos del edificio, que desde hace años funciona como evidencia judicial y también como patrimonio, dice él, de la memoria popular sobre el Terrorismo de Estado.
"Virrey Cevallos" funcionó como centro clandestino de detención, tortura y exterminio entre 1976 y 1983. Foto: Silvana Colombo.
Ese patrimonio, dice, es el que está en peligro desde que empezaron los despidos por goteo de los trabajadores que se dedican todos los días a preservarlo.
!La palabra que define lo que estamos viviendo ahora es incertidumbre. Como nos pasa a todos de un tiempo para acá, con este Gobierno. Pero lo que nos toca a nosotros, además de esta situación económica y social insoportable, es vivir amenazados. Amenazados y abandonados. Todos los sitios de memoria están en la misma situación", explica.
La "amenaza" es el desguace. Un desguace a base de despidos. De despidos que se van dando por goteo. Tal como sucede en casi todos los ministerios y organismos descentralizados del Estado, los trabajadores de los Sitios de Memoria, que dependen de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, están en la cuerda floja. La mayoría de los contratos fueron renovados en diciembre pasado apenas hasta el 31 de marzo.
En el Espacio para la memoria se realizan recorridas guiadas para todos los niveles educativos y público en general. Foto: Silvana Colombo.
Se trata de poco más de 60 empleadas y empleados en total -una porción ínfima de la planta de empleo público- que realizan tareas limpieza y mantenimiento, de administración, de educación y conservación, que construyen el vínculo con el afuera, con los barrios que son sus zonas de influencia. Son, cada uno en lo suyo, trabajadores de la memoria.
Pero para el gobierno de Javier Milei, y para el secretario libertario de DDHH Alberto Baños -un exmiembro del poder judicial de la dictadura- son "ñoquis", o algo peor: material de descarte. Así lo dice López: "Desde que sabemos que estiraron tres meses los contratos que no tenemos un interlocutor. No nos atiende el secretario, nadie. Mandamos cartas, pedimos reuniones, no hay diálogo. Para ellos no existimos. No es provocación, no es negacionismo, es abandono, es una forma de decirnos que su objetivo es cerrarnos".
Esa situación desesperante se fue confirmando esta semana, con los primeros telegramas. En total fueron 18. Pueden ser más. Hasta el momento hay 18 despidos en áreas de prensa, leyes reparatorias, sitios de memoria y personal del interior de la Secretaría de Derechos Humanos", advirtieron los espacios en una declaración conjunta esta semana.
Fotos: Silvana Colombo.
Los sitios que sufrieron las primeras bajas fueron "Club Atlético" y el Regimiento de Infantería 9 de Corrientes, que perdió a los únicos dos trabajadores que sostenían el espacio.
El resto -Automotores Orletti, Famaillá, Faro de la Memoria y El Olimpo, además de Atlético y Virrey Cevallos y el Regimiento 9- hace lo imposible por convencer a las autoridades. El último intento fue hacerles llegar una carta con las tareas que cumple cada uno de los trabajadores bajo amenaza. "Esos trabajadores han practicado desde la creación de los Sitios de Memoria una valiosa tarea de estrategias pedagógicas, talleres educativos y visitas guiadas acompañados por miles de visitantes e investigadores nacionales y extranjeros, alumnos de todos los niveles educativos y familiares de víctimas de desaparición forzada", dice la misiva dirigida a Baños.
"Mantener estos sitios en pleno cumplimiento de sus objetivos es mantener el estado de Derecho en nuestro país", concluye.
Virrey Cevallos. Fue declarado Lugar Histórico Nacional por el Decreto presidencial de 2014. Foto: Silvana Colombo.
La carta que recibió Baños también contiene un listado con el valor patrimonial de los sitios, que bien vale la pena transcribir:
Automotores Orletti. Fue declarado "de utilidad pública y sujeto a expropiación" gracias a la la Ley 2112 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2006. Fue declarado Patrimonio Histórico Nacional en 2014.
Club Atlético. Fue declarado Sitio Histórico por la Ley 1794 de la Ciudad de Buenos Aires en 2005, y Lugar Histórico Nacional también en 2014.
Escuelita de Famaillá. Se decide la asistencia mutua y el resguardo de este Espacio para la Memoria por Convenio 599/2013, de marzo de 2022, firmado por autoridades en Tucumán.
Faro de la Memoria de Mar del Plata. Fue declarado Patrimonio Cultural de la Provincia de Buenos Aires como Bien de Interés Histórico-Testimonial por la Ley Provincial 13.836 (año 2015) y Sitio Histórico Nacional por Ley Nacional 27.127 (marzo de 2015).
El Olimpo. Fue declarado Sitio Histórico por Ley 1.197 de la Ciudad de Buenos Aires en 2003 y Lugar Histórico Nacional en 2014.
Regimiento de Infantería 9 Coronel Pagola. Su predio es asignado a la Secretaría de Derechos Humanos para su uso como Espacio para la Memoria por Resolución 302/2022 de la Agencia de Administración de Bienes del Estado.
Virrey Cevallos. Fue declarado Lugar Histórico Nacional por el Decreto presidencial de 2014.
Foto: Silvana Colombo.
Por todos ellos pasan alrededor de 1.500 alumnos de escuelas secundarias todos los años, que se interiorizan sobre las características que tuvo en el país el secuestro, la tortura y la desaparición de personas, como parte de un plan sistemático. "Lo que quieren, en el fondo, es que no se cuente más esa historia", dice López.
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Rosario es sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio conocido como "Olimpo". El chupadero perteneció durante la dictadura a la División Automotores de la Policía Federal, ella fue una de las 500 personas que se cree pasaron por sus calabozos. En 2014, el predio fue declarado sitio histórico nacional. Rosario, que también es docente de historia, trabaja en el sitio desde que reabrió sus puertas, allá por 2007, por insistencia de los vecinos de Floresta, que presionaron para recuperarlo. Ella también puede perder su trabajo.
"Para nosotros, este es un lugar querido. Por los compañeros queridos. No es un lugar más, está asociado al terror, sí, pero también al encuentro. Y atraviesa todo: la historia, lo familiar, la evidencia judicial, la investigación, el contacto con el barrio. La memoria: Nadie sabe todo, pero todos sabemos algo. Nosotros reconstruimos la historia de la represión en nuestro barrio, Floresta. Los sitios son una conversación colectiva, y no podemos darnos el lujo de perder también eso", dice.
Por: Matías Ferrari
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