El Editor: ¿Qué consecuencias tiene el relativo "éxito" social del discuso misógino?

Natalia Gherardi: Los discursos que amenazan con retroceder en materia de derechos de las mujeres y se posicionan en contra de las personas LGBT se enmarcan en la polarización que estamos viendo también en otros temas. El espacio para el debate público en base a ideas parece haberse encogido y en algunos sectores hasta parece destinado a desaparecer. Quedan las consignas proferidas a los gritos, la búsqueda del impacto para generar emociones encontradas, sin mucho lugar para una conversación en base a argumentos, a evidencia.

EE: ¿Qué hay detrás del discurso "anti género"? ¿Qué fin se persigue?

N.G: Esos discursos anti-género (que son en realidad discursos contrarios a un principio de igualdad) contribuyen a la polarización y satisfacen ciertas necesidades de encontrar a un oponente sobre el cual depositar el malestar y la insatisfacción. Son discursos peligrosos, porque amenazan con retroceder en conquistas de derechos que han sido y son centrales para generar condiciones de vida digna.

EE: ¿Por qué cree que no a todo el mundo le parece válida la lucha por la igualdad?

N.G: Creo que hay un problema y es cuando el reconocimiento de los derechos no se traduce necesariamente en la implementación de políticas públicas eficaces para su implementación. Allí son los propios Estados los que contribuyen a vaciar de contenido y banalizar la importancia de los derechos. Reconocer, proteger, garantizar los derechos de las mujeres y de las disidencias debe ser una prioridad porque contribuye a la construcción de una mejor democracia.

*Directora ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Género y Justicia (ELA)