Corría octubre de 1977 cuando "las locas de la Plaza", como se las conocía entonces a las Madre de Plaza de Mayo por quienes desconocían el motivo de su protesta, tomaron la decisión de marchar hacia Luján como parte de la tradicional peregrinación.

En aquel momento, la reflexión del grupo de mujeres que clamaba por la aparición con vida de sus hijos desaparecidos fue contundente: "Si hay un millón de jóvenes y los nuestros no están, tenemos que ir nosotras", reveló Hebe de Bonafini tiempo después.

Con el fin de poder reconocerse entre ellas, hacer valer su presencia y enviar un mensaje hacia la cúpula de la dictadura, que había tomado el poder local hacía ya más de un año y medio, las mujeres tomaron la decisión de utilizar un pañuelo blanco que se convirtió en el símbolo de sus luchas y también del pueblo argentino.

Foto: Silvana Colombo.

A casi 47 años de aquel hecho histórico, en Luján, un grupo de artistas trabaja en la construcción de un monumento al pañuelo. Según aseguran, será la estructura más grande en relación a un emblema que cuenta parte importante de la historia del país.

La obra, que está en etapa inicial, se desarrolla en el Parque Las Heras, también conocido como "Parque 30 mil razones", donde funciona uno de los espacios verdes vinculados a la Memoria, Verdad y Justicia más importantes de la región.

El monumento se suma a un parque donde ya hay un árbol plantado por cada de uno de los 27 desaparecidos de Luján y otros dos en honor a las Madres locales ya fallecidas, Anita y Rosa.

Se trata de un espacio verde que está ubicado en una de las principales arterias por las que cada primer domingo de octubre circulan miles de personas como parte de la peregrinación hacia la basílica de Nuestra Señora de Luján.

"Decidimos plantar 27 plantas que recuerden y rememoren a los compañeros desaparecidos en aquel entonces", le dijo a El Editor, Luciano De Gatica. Odontólogo de profesión, De Gatica fue uno de los tantos militantes que en los 70 participó de manera activa en el barrio a través de trabajos de acción social y trabajo comunitario. En ese entonces, el doctor fue electo como presidente de la Sociedad de Fomento local, lo que le permitió "participar con las mismas inquietudes y tratando de compaginar y congeniar actividades necesarias para el barrio, cosa que hicimos y que nos dio un muy muy buen resultado durante los dos años de trabajo que tuvimos entre el 74 y el 76", según rememora.

Foto: Silvana Colombo.

Memoria

Lo que siguió fue el exilio. En su caso, en México, desde donde formó parte de un grupo que promovió una campaña internacional dirigida a Uruguay para exigir la aparición con vida del músico Miguel Ángel Estrella y luego su liberación. Años después forjaron un vínculo que llevó a que el pianista se presente a nivel local.

Un nombre importante para lo que es el parque ya que la intención de quienes participan en su desarrollo es darle un sentido cultural. Y de ahí la idea de que el anfiteatro lleve el nombre de Estrella.

"Nosotros, que tuvimos la suerte de llegar vivos a esta situación, sentimos que todo lo que se hace respecto de los compañeros desaparecidos es bajo la nostalgia, el dolor, algunos el rencor y otros el desafío de querer estar presentes con los compañeros desaparecidos. Y es por eso que quisimos recordarlos desde la vida, la alegría, la producción", sostiene De Gatica.

Y añade que iniciaron su trabajo como una acción centrípeta, de la periferia de la ciudad hacia el centro. "Eso fue lo que nos motivó, lo que nos permitió conocernos y trabajar todos con una misma idea, un mismo criterio, una misma ilusión de tener un país, por lo menos una ciudad más acorde a nuestros deseos de que hubiera una real igualdad entre todos los habitantes de la ciudad. En base a eso nos propusimos recordar a los compañeros, a cada uno de ellos con la idea de generar este Parque de la Memoria con esas 30.000 razones que tenemos para discutir contra los negacionistas que hoy en día están a la orden del día".

Según cuenta De Gatica, "la idea es hacer una alegoría que represente el fatídico día 24 de marzo del 76, cuando el golpe militar cayó como una bomba atómica que nos destruyó por fuera y por dentro a la sociedad, de tal manera que después de 40 años todavía uno se encuentra con compañeros o con personas o familiares o vecinos o ciudadanos de aquellos tiempos que están con temor de lo que pueda suceder con los militares".

Foto: Silvana Colombo.

Impulso

Sobre el desarrollo del espacio verde, De Gatica cuenta que la idea es hacer una entrada donde estén los tres pilares de Verdad Memoria y Justicia. "Un monumento, lo más grande y lo más importante que se pueda realizar, con artistas plásticos de la ciudad y tal vez de la Provincia y la Nación, según la fuerza y la cantidad de apoyo que podamos conseguir", narra.

Y suma que "el intendente nos dio la facultad a la asociación civil y a la mesa de trabajo 30.000 razones de generar todo lo que tenga que ver con el aspecto cultural desde la música, el teatro, el cine u obras de arte".

En diálogo con El Editor, el jefe comunal Leo Botto expresó: "A 47 años de la peregrinación de las Madres de Plaza de Mayo a nuestra Basílica, donde nació el simbólico pañuelo blanco, estamos muy contentos de poder acompañar esta intervención de las asociaciones Cultura Vallese, Música Esperanza y 30mil Razones".

La acción logró entrar con fuerza a nivel local. A tal punto que hasta Gustavo Cuervo, un senador bonaerense que fue electo a través de La Libertad Avanza, presentó un proyecto de declaración en la Cámara alta bonaerense para destacar el desarrollo del monumento. "La grieta nos divide y nos pone anteojeras que no nos permiten ver los acontecimientos con sentido común", le dijo a este cronista el legislador. Y cerró: "Las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo son justamente personas que no dan lugar a la discusión, con valores objetivos".