¿Es posible una reforma judicial feminista?

Un grupo de abogadas, docentes, académicas, periodistas, investigadoras y trabajadoras judiciales presentó el libro "Poder judicial, la última trampa del patriarcado", un compilado de artículos con la premisa de manifestar la necesidad de una reforma que contemple a las mujeres y las diversidades como impulsoras y destinatarias de una nueva forma de interpretar la justicia.

23 de diciembre de 2022

Habría que remontarse a los lemas de la Revolución Francesa (libertad, igualdad y fraternidad) para pensar si efectivamente en más de doscientos años de historia democrática esos conceptos se cumplen. La igualdad no es tal si se tienen en cuenta los plazos judiciales que reciben las mujeres cuando deben enfrentar una demanda contra parejas o ex parejas, denuncias por acoso laboral, violencia económica y alimentaria, cuidados de los hijos e hijas, como algunos ejemplos.

El libro "Poder judicial, la última trampa del patriarcado" lleva las firmas de Sofía Belén Amarillo, Marianela Flores Díaz, Florencia Grimolizzi, Victoria Tesoriero y Nelly Mineyersky, abogada de reconocida trayectoria feminista y militante política. "El feminismo jurídico, y lo que entendemos por Justicia feminista (es decir, una justicia sin hegemonías, sin castas ni privilegios, al servicio de todos les justiciables), será posible principalmente gracias a la introducción en los niveles académicos, legislativos, ejecutivos y judiciales, de la perspectiva de género, que cuenta con una maravillosa puerta de entrada: la teoría general de los derechos humanos", dice Minyersky.

En ese sentido, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, integrada irregularmente hoy sólo por cuatro miembros, todos ellos hombres, que son Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, se negó a cumplir con la capacitación de la Ley 27.499 conocida como Ley Micaela, una normativa creada en la memoria de Micaela García, víctima de femicidio. Su padre, junto a un grupo de activistas que llevan su nombre, creó la ley para que quienes integran los tres poderes del Estado se capaciten de manera obligatoria en perspectiva de género.

Explica Mineyersky que "la perspectiva de género supone una mirada crítica de todos los ámbitos en los que nos desarrollamos las personas, es una técnica o categoría de análisis que permite observar la realidad e identificar cómo operan las desigualdades de género en los diferentes espacios en donde actúan".

El libro lo componen microrrelatos de diferentes mujeres que integran espacios de poder y buscan que se implemente la perspectiva de género en la Justicia. De esta manera, el feminismo judicial entiende que puede torcer la balanza de la desigualdad y acercarse más a las demandas que tienen aquellas protagonistas que sienten y conviven todos los días con la violencia de género. Muchas de ellas en sus propias casas, de las cuales no pueden irse porque no tienen a dónde.

Según datos de la propia CSJN, en el primer trimestre del 2022 las denuncias por violencia doméstica crecieron un seis por ciento y 9 de cada 10 personas denunciadas en vínculos de pareja son hombres, es decir, las mujeres conviven con sus potenciales femicidas. La punta del iceberg que grafica los distintos tipos de violencia y su escalada refleja que las principales muestras comienzan con amenazas, insultos, gritos, agresión física y abuso sexual. Son la parte visible de la violencia.

Sin embargo, la parte invisible es la más compleja de desentramar: humor sexista, humillación, culpabilidad, chantaje emocional, anulación y lenguaje sexista. Se trata de prácticas naturalizadas a nivel cultural aunque han disminuido recientemente producto de las incansables luchas de los diversos movimientos feministas no sólo de la Argentina sino del mundo.

"La supuesta neutralidad del derecho es una falsedad, y las mujeres hemos luchado desde hace décadas contra una estructura patriarcal que se sostiene a través de impartir una justicia sesgada y machista. Esta lucha se incrementó en los países del norte en los años de los '60 y '70 del siglo pasado", cuenta Minyersky, abogada de la UBA especializada en familia y de gran trayectoria profesional en la defensa de los derechos de las mujeres y los niños y niñas.

El libro está publicado por Proyecto Generar, un centro de estudios y usina para el desarrollo con igualdad creado en 2018. Allí se nuclean profesionales que trabajan con informes, monitoreos de políticas públicas, presupuestos y la aplicación de la Ley Micaela en todo el Poder Judicial.


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